12/02/2008

Enmiendas orgánicas y estabilidad estructural del suelo mediterráneo

En una de sus mejores canciones, Raimon decía: “El meu país no sap ploure” (mi país no sabe llover) en clara referencia al clima mediterráneo. Y es que el clima mediterráneo presenta periodos prolongados de sequía seguidos de fuertes chaparrones irregulares que inciden sobre los suelos y favorecen su degradación. La utilización de lodos provenientes de la depuración de aguas residuales como enmienda orgánica en la restauración de terrenos degradados, puede jugar un papel importante en el mejoramiento de la estabilidad estructural del suelo.

A medio plazo, la materia orgánica aportada por el lodo, y adicionalmente la producida por la vegetación desarrollada, tienen un efecto positivo sobre el suelo, ya que aumenta la infiltración y disminuye la erosión. Recordemos que la materia orgánica contribuye a reducir los procesos de desagregación del suelo tales como: el estallido de agregados (slaking), debido a la compresión y posterior salida del aire contenido en el interior de los poros que se produce bajo condiciones de inundación, el micro-agrietamiento de los agregados del suelo resultado del ascenso capilar del agua y, la rotura mecánica del suelo debido al impacto de las gotas de lluvia. Así, mientras los dos primeros procesos dependen de las velocidades de humectación, el último depende de la cohesión de los agregados del suelo.

La mejora de la estabilidad estructural del suelo se debe a que la materia orgánica mantiene unidas las micro-partículas del mismo, adhiriéndolas entre sí por medio de polímeros orgánicos o, enlazándolas por medio de raíces o hifas de hongos. Por otra parte, la facilidad de humectación del suelo se ve algo menguada por la presencia de la materia orgánica, lo que reduce los efectos adversos del estallido de agregados y el micro-agrietamiento del suelo. Como resultado, la cantidad de partículas y agregados de suelo susceptibles de ser arrastrados por el agua de escorrentía e infiltración es menor. Todo eso según el trabajo presentado por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) de la Universitat Autònoma de Barcelona

JDM

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