6.4.2008.
Un transvase consiste en llevar agua de una cuenca fluvial a otra cuenca diferente. Por lo tanto, transportar agua de cualquier afluente del Ebro (esté donde esté) a Barcelona es un transvase en toda regla.
Un transvase consiste en llevar agua de una cuenca fluvial a otra cuenca diferente. Por lo tanto, transportar agua de cualquier afluente del Ebro (esté donde esté) a Barcelona es un transvase en toda regla. El gobierno de Zapatero se apresuró a derogar el transvase de la cuenca del Ebro a la Comunidad Valenciana y Murcia y ha mantenido en todo momento un discurso antitransvasista apoyado por la mayoría de las fuerzas políticas aragonesas. Ese proyecto lo sustituyó por el llamado "programa Agua" que pretendía el ambicioso objetivo de solucionar los problemas de déficit hídrico de la costa mediterránea española a base de desaladoras. Dicho programa ha sido un rotundo fracaso como demuestra el riesgo de restricciones que acecha a la capital catalana. Ante esta situación, al gobierno de la Generalitat no se le ocurre otra cosa que proponer un transvase desde uno de los afluentes del Ebro, cuyos últimos kilómetros por cierto, transcurren en territorio aragonés. La reacción de los políticos aragoneses ha sido desigual: tardía y pusilánime en el caso del Presidente Iglesias e inexistente entre otros partidos supuestamente antitransvasistas. Nada que ver con la contundencia de los discursos cuando el transvase lo planificó un gobierno del Partido Popular. ¿Dónde están las movilizaciones de masas que se produjeron como reacción al proyecto anterior? Algo supuestamente tan dañino para Aragón no puede ser despachado con tibias declaraciones. A ver si resulta que el transvase es malísimo para nuestra tierra, pero solo cuando el agua va destinada a territorios gobernados por el PP. José Luis García Fernández
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