En un contexto en donde los principales costes de producción de los agricultores se incrementan año tras año, la agricultura de conservación se perfila como un probado, y extendido modelo en numerosos países, que con la aplicación adecuada, permite a los agricultores reducir sus gastos y elevar el rendimiento de sus cultivos, además de producir constatables beneficios para el Medio Ambiente. Es lo que se conoce como 'servicios ambientales de la agricultura'.
La agricultura de conservación consiste en una serie de técnicas que buscan recuperar y conservar la riqueza y estructura de los suelos mediante su protección con cobertura vegetal, con lo que, además, aumentan su contenido en materia orgànica, se fija carbono, se reducen las emisiones de CO2 y se retiene agua en el suelo, requiere el uso de maquinaria específica respetuosa con la cubierta, la rotación de cultivos y un uso eficiente de insumos.
Por este motivo, la Asociación Española de Agricultura de Conservación Suelos Vivos se ha incorporado recientemente a la Plataforma, con el objetivo, en palabras del presidente de esta institución, de destacar y potenciar el papel de estas técnicas sostenibles.
La agricultura tradicional y la de conservación soportan costes similares en cuanto a los sistemas de aplicación de fitosanitarios se refiere, y aunque la maquinaria requerida para la siembra directa requiere una inversión adicional, esta diferencia de gastos se ve compensada positivamente por la reducción de labores y el menor consumo de gasoil.
De este modo, mediante las técnicas de conservación, la utilización del tractor y del resto de la maquinaria se optimiza, con lo que el gasto en energía y gasóleo desciende notablemente.
JDM
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