Durante la primera semana de Octubre se celebró en Bruselas el Congreso de los Agricultores Europeos 2010 bajo el lema: "La política Agrícola Común después de 2013: una renta agrícola equitativa y estable", en el intervino el vicepresidente del Comité Consultivo de Desarrollo Rural de la Unión Europea (UE). En el citado Congreso se pretendía lanzar un debate sobre el futuro de la PAC después de 2013 y discutir la próxima Comunicación de la Comisión Europea sobre este asunto, que se presentará el próximo 17 de noviembre.
La agricultura europea es "el alma de las zonas rurales", además del principal instrumento "para fijar población y crear empleo". Es uno de los mensajes que presentó el vicepresidente del Comité Consultivo de Desarrollo Rural de la UE.
Hay que tener en cuenta en este sentido que el abandono de la actividad agraria y ganadera tiene gravísimas consecuencias en la economía de las zonas rurales. Por ello en el Congreso han insistido en que "sin agricultura, el campo, su economía, el medio ambiente y la seguridad alimentaria sufrirán un varapalo sin posibilidad de vuelta atrás". Mi opinión es que ciertamente si no se mejoran la situación actual, nos exponemos a la desertización de grandes zonas.
En las intervenciones del Congreso se ha defendido el papel de la agricultura europea, con los miles de modelos distintos que presenta, "por ser el alma de las zonas rurales donde se asienta, el motor económico y medioambiental de las mismas y en consecuencia el principal instrumento de fijación de población y empleo y diversidad que las caracteriza".
En este sentido se han lamentado las negativas reformas de la PAC que se han producido en los últimos años, en las que se ha ido reduciendo el presupuesto de forma drástica y creo que es de justicia que la sociedad reclame una agricultura viable que produzca "los bienes públicos que nuestra legislación comunitaria demanda". La renta del agricultor ha bajado al 50% de la renta de los demás sectores y sólo el 7% de los agricultores tienen menos de 35 años debido al efecto desincentivador, lo que, como ha explicado en su intervención el vicepresidente, en el caso de España, ha causado un importante éxodo de agricultores tras abandonar su actividad agraria.
"Nos encontramos con fenómenos de concentración demográfica regional en toda la UE que vienen agravándose desde hace años. Ya en el año 2006, el 80% de la población europea vivía en zonas urbanas. ¿Desde la Comisión se están valorando las consecuencias finales de este proceso demográfico y la importancia del sector agrario para frenarlo? La respuesta es un NO rotundo si nos atenemos a los resultados de las continuas reformas de la PAC que hemos sufrido en los últimos años".
Destacan los efectos negativos de este éxodo rural, que ve ampliada su magnitud como consecuencia del envejecimiento de la población, que en el caso de las explotaciones agrarias no se ve acompañado de un relevo generacional: "Sin agricultura las zonas rurales, su economía, el medio ambiente y la seguridad alimentaria sufrirán un varapalo sin posibilidad de vuelta atrás", además debemos recordar los bienes públicos que la agricultura ofrece a la sociedad. El más importante de estos bienes públicos es la seguridad alimentaria, al garantizar alimentos de calidad en cantidad suficiente para alimentar a 500 millones de europeos y de ayudar al tercer mundo. Pero además, la agricultura, ofrece bienes medioambientales como la protección de la biodiversidad, la ayuda a la lucha contra el cambio climático, la prevención de incendios e inundaciones, el manejo del agua, la conservación del suelo, la mejora de la calidad del aire, la preservación paisajística y de la cultura rural de Europa, sumando a todo ello el ser fuente de energías renovables, formando parte importante del deseable "mix energético" del siglo XXI.
Dentro de la gran crisis económica en la que está inmersa Europa y especialmente España, con una destrucción masiva de empleo, en algunas Comunidades Autónomas el campo ha servido de refugio ante la crisis absorbiendo a numerosos parados de otros sectores, lo que sirve de claro ejemplo de cómo la agricultura cumple una gran labor social y palia el éxodo rural, y es que los 10 millones de agricultores europeos generan más de 30 millones de empleos, por lo que gracias a la Agricultura las zonas rurales están llenas de vitalidad.
Por tanto, considero, como así la hizo el Congreso, que es vital que la nueva PAC ayude a mantener una agricultura viable en las zonas rurales que produzcan los bienes públicos que nuestra legislación comunitaria demanda y para ello debe empezarse por hacer una autocrítica sincera de lo que ha ocurrido con las reformas radicales que se han aplicado, y que han convertido gran número de explotaciones europeas en desiertos, produciéndose un drama medioambiental (incendios, mayores emisiones de carbono, mayores niveles de erosión que derivarían en mayor número de zonas con problemas de desertización,…), mientras que otras permanecen en situación de semisubsistencia.
Por todo ello me parece de justicia pedir que la nueva PAC se acometa, dotándola de un presupuesto suficiente, los objetivos que se exigen a la agricultura y contar con instrumentos adecuados y simples para que los agricultores europeos puedan recuperar su actividad con una renta similar a la de los demás sectores, lo que redundará en el desarrollo de todos los bienes públicos que necesita la sociedad europea.
Jesús Domingo Martínez
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