Parece que en la vegetación autóctona se ha encontrado la clave para recuperar territorios contaminados. Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) estudian la utilidad de la vegetación autóctona y sus dinámicas naturales para la recuperación de territorios con un elevado contenido de metales pesados. Utilizan la cuenca del Río Tinto como ejemplo fundamental para su estudio.
Es así que un grupo de investigadores perteneciente a la Unidad de Botánica del Departamento de Biología de la UAM, y dirigido por Vicenta de la Fuente, ha estudiado las dinámicas de vegetación y las modificaciones en los suelos de uno de los territorios más ácidos y con mayor contenido en metales de la Península: la cuenca del Río Tinto, en la provincia de Huelva.
En un trabajo publicado recientemente en la revista "Arid Land Research and Management", los investigadores presentan un compendio de la vegetación autóctona de la cuenca del Río Tinto y de las dinámicas temporales regresivas y progresivas de la misma.
En el trabajo se muestra que la evolución progresiva (desde las comunidades de vegetación colonizadora de suelos pobres y terrenos desnudos hasta alcanzar la fase madura del bosque) implica un enriquecimiento en especies autóctonas y un cambio gradual en los suelos, donde disminuye la acidez y se tiende a reducir la concentración de alguno de los elementos predominantes del territorio: azufre, hierro, arsénico y plomo (S, Fe, As y Pb).
Estos resultados constituyen una clave de vital importancia a la hora de plantear programas de restauración de territorios contaminados con metales pesados. El empleo de la vegetación autóctona, respetando la secuencia de la serie de vegetación del territorio afectado, garantiza una reforestación efectiva (aunque lenta), contribuye a la protección de la flora y vegetación autóctona, favorece el enriquecimiento progresivo de la biodiversidad vegetal, modifica el paisaje y evita pérdidas económicas por la muerte de especies alóctonas no aclimatadas.
Desde el punto de vista climático, edáfico y biogeográfico, la vegetación de un territorio homogéneo evoluciona temporalmente hasta alcanzar lo que se considera la comunidad vegetal clímax o permanente, que generalmente suele ser un bosque. Partiendo de una roca desnuda, el esquema teórico que seguiría la vegetación hasta alcanzar la comunidad clímax sería: comunidades vegetales pioneras, pastos, matorrales, pre-bosques y bosques.
El conjunto de todas estas comunidades constituiría lo que se denomina serie de vegetación. El cambio sucesivo de las comunidades vegetales que componen la serie de vegetación conlleva una evolución en los suelos sobre los que se asienta desde el punto de vista físico y químico.
Río Tinto
El río nace en el corazón de la comarca minera del Andévalo, situada sobre uno de los depósitos de sulfuros metálicos más extensos del mundo. En este ambiente dominan el ácido sulfúrico, el hierro férrico y numerosos metales que se encuentran químicamente biodisponibles en concentraciones tóxicas dada la elevada acidez de las aguas y los suelos del territorio.
Además, la histórica e intensa actividad minera en la comarca, tanto a cielo abierto como subterránea, ha provocado la pérdida de suelos y por ende la eliminación de la cubierta vegetal, quedando una gran extensión de terreno desnudo, taludes, desmontes y escombreras.
Referencia bibliográfica:
Lourdes Rufo; Vicenta de la Fuente. "Successional Dynamics of the Climatophile Vegetation of the Mining Territory of the Río Tinto Basin (Huelva, Spain): Soil Characteristics and Implications for Phytoremediation", Arid Land Research and Management, Volumen 24, Issue 4, 2010, Páginas 301 – 327.
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