Se aproxima la época de siembra de los cereales de primavera (maíz, sorgo,…) y, por tanto, como nos están acostumbrado, no podía faltar la campaña contra los transgénicos por parte de los neoluditas. En esta ocasión la han lanzado en Francia con motivo del SIA (Salón Internacional de la Agricultura). Al parecer, una campaña publicitaria lanzada el lunes en el metro de París. La campaña, que va en contra de los transgénicos y del uso de fitosanitarios en los cultivos, ha provocado la irritación de los agricultores galos. Pienso que no hay para menos.
La iniciativa, orquestada por la organización "France Nature Environnement" a cuatro días de la inauguración del Salón Internacional de la Agricultura 2011, uno de los eventos más importantes del año para el sector en Francia, ha sido tildada de "escandalosa" por los principales sindicatos agrícolas.
Dos de ellos, Inaporc e Inte, llegaron a pedir ante la Justicia la retirada de los anuncios, aunque su demanda fue desestimada el pasado lunes al no contener elementos que supongan "un ataque personal".
Los anuncios muestran a un hombre con una mazorca de maíz apuntándole a la sien de otro a modo de pistola, o a un niño jugando en una playa cubierta de algas debido a fertilizantes usados en la agricultura y vertidos al mar. Muestras basadas en prejuicios, por lo tanto totalmente erróneas y ofensivas.
En otra de las pancartas que se exponen en los pasillos del metro parisino se puede leer la leyenda "Kill Bees" ("Matar avispas" en inglés) sobre un diseño negro y amarillo, que recuerda a la película de Quentin Tarantino "Kill Bill", y que denuncia el peligro de los fitosanitarios para estos animales.
El presidente del sindicato agrícola Coordination Rurale, Bernard Lannes, lamentó la "deriva sectaria naturalista" de la organización promotora de la campaña, y alertó de los riesgos de asustar a los consumidores sobre la calidad de la alimentación.
"Francia tiene la mejor agricultura del mundo y la más controlada", declaró Lannes, que defendió la investigación con cultivos genéticamente modificados "en condiciones de seguridad", es decir, en invernaderos y no al aire libre, para evitar que las cepas entren en contacto con otros cultivos.
El líder sindical dijo que los anuncios suponen "un golpe bajo" para el sector de la agricultura en Francia, ya que "generalizan y criminalizan" a todos los profesionales del ámbito.
Esto tenía lugar el mismo día que el Banco Mundial advertía que desde junio, 44 millones de personas más han llegado a los umbrales de la pobreza en los países en desarrollo a causa de la subida del precio de los alimentos, cuyo nivel se está aproximando a los de la crisis de 2008. En la actualidad hay casi 1.000 millones de personas que sufren hambre en todo el mundo y más del 60% son mujeres, de acuerdo con las últimas cifras del Grupo del Banco Mundial, publicadas antes de la reunión del G-20 de Ministros de Economía y de Gobernadores de Bancos Centrales que tendrá lugar en París el viernes y sábado próximos.
Según la última edición de Food Price Watch, el índice de precios de los alimentos del Banco Mundial aumentó un 15 por ciento entre octubre de 2010 y enero de 2011, es un 29 por ciento superior al nivel del año anterior y se encuentra tan solo un 3 por ciento por debajo de su nivel máximo, registrado en 2008.
Entre los cereales, los precios mundiales del trigo registraron el mayor aumento, tras duplicarse entre junio de 2010 y enero de 2011. El precio del maíz se incrementó en alrededor de un 73 por ciento, pero el precio del arroz aumentó a un ritmo más lento que el de otros granos, lo que resulta crucial para muchos de los pobres del mundo. Los precios del azúcar y los aceites comestibles también han experimentado una subida considerable. En muchos países han aumentado los precios de otros productos alimenticios esenciales para una dieta variada, tales como las verduras en India y China, y las leguminosas (judías, garbanzos, lentejas, etc) en algunos países africanos.
De seguir al pie de la letra los mandatos de las campañas de los "nuevos luditas", el número de hambrientos se doblaría en muy pocos años, la agricultura ecológica produce casi la mitad y de menor seguridad alimentaria que la tradicional a unos costas de producción imposibles de pagar. Habrá que plantearse como lo hicieron a finales del siglo XVIII y principios del XIX, la técnica y el bienestar social o el primitivismo anti máquina propugnado por Ned Ludd. En esas estamos.
Jesús Domingo
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Aragón Liberal
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