Es el si no de la agricultura puesto que la tierra sufre tanto por defecto como por exceso de agua, y es imposible hacer nada contra las condiciones meteorológicas adversas; pero sí está en la mano de las administraciones una política hidráulica que prepare el terreno encauzando el agua hacia los grandes embalses, o fomentar la creación de microembalses en muchos campos que permitan absorber el agua sobrante en época de lluvias y utilizarla en momentos de sequía.
Las organizaciones agrarias de algunas zonas, como Andalucía, llevan tiempo pidiendo que se permita la construcción de microembalses, y no es que las administraciones no ayuden financieramente; es que en muchos casos ni siquiera se autorizan aunque sea el agricultor el que asuma el coste.
Las lluvias han dañado cosechas y bienes materiales; parte de la desgracia es inevitable, pero ni mucho menos toda. ¿Consensuarán Gobierno, oposición y comunidades autónomas un auténtico Plan nacional o seguirán utilizándolo como arma arrojadiza mientras cada administración toma sus propias medidas, en muchos casos equivocadas?
De aquellos polvos vienen desgraciadamente estos lodos; y lo peor es que nadie asume responsabilidades.
JDM
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