Ayer se decidió un cambio en la Confederación del Ebro. El Presidente José Luis Alonso es ya presidente cesante. El nuevo es el Ingeniero de Caminos Rafael Romeo, que era su Comisario de Aguas, lo que significa que era su segundo de a bordo y su hombre de confianza.
José Luis Alonso, un hombre discreto, fiel a sus amigos, de la esfera de Marcelino Iglesias deja su puesto después de cuatro años de "consenso", en los que los regantes han renunciado a la regulación del Matarraña, han sustituido la regulación del Ésera por el embalse de San Salvador y se encuentran con dos desconcertantes posibilidades de regulación para las aguas del Gállego como alternativas a Biscarrués. En definitiva: años de replanteamiento hidráulico.
Por otra parte Yesa sigue parado y La Loteta no da agua a Zaragoza.
El nuevo Presidente tiene muchas posibilidades de mejorar una discreta gestión que ha supuesto paz pero no ha supuesto obras, pero también ha cambiado la Ministra de la "nueva cultura del agua", con todo lo que significa el "odio al hormigón", por Elena Espinosa, que ha demostrado que sabe apoyarse en los técnicos para trabajar y hacer cosas.
La Confederación del Ebro tiene mucho trabajo pendiente pero también tiene un nuevo presidente.
Bien saben los que me conocen que no espero nada del cambio, por eso mis pensamientos pueden tener el valor de la objetividad, pero tengo oídos y la noticia se ha acogido de modo esperanzado: ¿significará que veremos de nuevo las máquinas en el recrecimiento de Yesa? Lo veremos en vida? Veremos en nuestros grifos el agua del Aragón, agua de calidad por la que hemos gastado tantos millones de euros?
Eso esperemos.
frid
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