5/05/2008

El paseo didáctico “Música y Naturaleza” todo un éxito

5.5.2008.

 


Por: Redacción

De la fusión de dos bellos elementos, música y naturaleza, se obtuvo otro caracterizado por la exquisitez. La vegetación, la fauna e incluso la historia de los montes de Valsaín se unieron con los acordes musicales de las composiciones interpretadas por los alumnos del Conservatorio de Segovia.

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El paseo didáctico "Música y Naturaleza" todo un éxito

De la fusión de dos bellos elementos, música y naturaleza, se obtuvo otro caracterizado por la exquisitez. La vegetación, la fauna e incluso la historia de los montes de Valsaín se unieron con los acordes musicales de las composiciones interpretadas por los alumnos del Conservatorio de Segovia. El resultado: agua, viento y color, combinados con las soberbias partituras de los maestros Bizet o Stadler. Los montes de Valsaín se convirtieron en la más grande sala de conciertos y también en la más bella. El escenario: prados, rocas, fresnedas; el patio de butacas: sendas, claros y bosques; y el decorado: la inmensidad de la sierra, los picos y pinares.

Una evocadora experiencia que bajo el nombre "Música y Naturaleza" organizó el Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM) en el marco de su Programa de Excursiones y Paseos Didácticos y que, para esta ocasión, contó con la colaboración de profesores y alumnos del Conservatorio Profesional de Música de Segovia.

La convocatoria fue un rotundo éxito. Tanto, que las plazas se agotaron a los pocos días de abrirse el plazo y hubo que hacer varios grupos para llevar a cabo la ruta. El itinerario, de 3,200 kilómetros, recorrió el llamado camino del Nogal de las Calabazas, una antigua senda que parte desde el núcleo de La Pradera, donde hace años numerosos trabajadores de la madera levantaron sus cabañas, hasta el Real Sitio de La Granja.

Los grupos acompañados de un guía empezaron por recorrer un camino asfaltado flanqueado por viejos fresnos para desviarse luego a la izquierda al encuentro del arroyo de La Chorranca, dónde les esperaba Olalla Otún, una joven acordeonista de 18 años que interpretó cuatro piezas de Wladislaw Solotarjow. El público asistió impresionado a la primera de las fusiones entre música y naturaleza: una melodía de acordeón representada al resguardo de una pequeña cantera desde la que se divisaba, de un solo vistazo, el pico de Peñalara, los pinares de la Silla del Rey, la Atalaya, el Pontón y Matabueyes.

El trayecto continuó por robledales hasta la conocida como Poza del Huevo, por la forma de sus marmitas. Allí, junto a una pequeña cascada, un grupo de flautas interpretó composiciones como la "Habanera" de Bizet o el tema de la Pantera Rosa. Posteriormente, y tras cruzar el Puente Negro, los excursionistas se dirigieron al Cargadero, el lugar donde se apila la madera que se corta en estos montes y el lugar elegido por un grupo de percusión para tocar sus piezas utilizando los troncos como instrumentos. Una elección y un entorno perfecto que dio paso, tras continuar por la senda cercana a la presa del Salto Santa Isabel, a la actuación del grupo de trombones desde lo alto de unas rocas.

En su conjunto, una experiencia única que consiguió tanto el disfrute del público como de los músicos.

 

Información: Programa de Excursiones y Paseos Didácticos

Fuente: El Adelantado de Segovia

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