Por: Jesús Domingo
Recuerdo que hace años, más de veinte, grupos ecologistas promovieron verdaderas, no sólo campañas sino, cruzadas contra la plantación de unan planta de origen australiano, el eucalipto "eucaliptos daimpleana"...
Recuerdo que hace años, más de veinte, grupos ecologistas promovieron verdaderas, no sólo campañas sino, cruzadas contra la plantación de unan planta de origen australiano, el eucalipto "eucaliptos daimpleana". Según los neoluditas había de ser esquilmante y destructora del medio ambiente, como el caballo de Atila. "Después del eucalipto no queda nada" decían.
Por aquellos años las campañas se centraron principalmente en Galicia y en la Cornisa Cantábrica, pero también en Girona la movida fue muy fuerte, puesto que las características geológicas, climática y agronómicas son favorables para el desarrollo de plantas arbóreas de crecimiento rápido.
En esta provincia, Girona, disponíamos de industrias papeleras que utilizarían la madera de eucalipto como materia primera para la producción de pasta, una de estas industrias hacia contratos con los propietarios forestales.
La campaña fue tan fuerte que los neoluditas (ecologistas) arrancaban durante la noche las jóvenes plantas que la empresa plantaba durante el día. ¿Se acuerdan de la parábola evangélica del trigo y la cizaña? Pues algo parecido se producía en algunas fincas forestales.
Durante el pasado mes de Julio he tenido la ocasión de pasar unos días por Galicia, principalmente por la provincia de La Coruña, he podido recorrer muchas zonas y he apreciado centenares de hectáreas de bosque plantadas de eucaliptos, hoy adultos y a punto para su aprovechamiento.
Mi sorpresa ha sido mayúscula, pues no se han cumplido las apocalípticas predicciones, sino que he visto convivir eucaliptos con otras plantas, principalmente con pinos especialmente "pinus insignis", pero también con fragas formadas por tres o cuatro especies de árboles propios de los bosques gallegos, ¿y el sotobosque? El sotobosque con una vegetación exuberante. No se han cumplido de ninguna manera las predicciones ecologistas sino todo lo contrario. En Galicia, en los bosques que he contemplado, actualmente el problema no son los eucaliptos sino los helechos y el tojo (toixo lo llaman en gallego).
Un agricultor me comentaba: "aquí no sólo hicieron campaña contra los eucaliptos sino también contra las industrias papeleras, hoy, en Galicia, tenemos que exportar la madera e importar el papel".
En Girona, la industria, por las mismas presiones, ha cerrado la planta de producción de pasta, ahora la importa de Centro Europa, ni los eucaliptos ni otras maderas blandas tienen salida comercial.
Este hecho me lleva a pensar en las veces que grupos ecologistas, algunos y algunas veces con buena intención, pero con criterios particulares y cargados de una ideología panteista, en la que la madre naturaleza es el todo, donde lo importante no es el hombre sino la naturaleza, son abortistas por que en la tierra somos demasiados, se han erigido en ayatolás de la ecología y se han dedicado a denunciar todo y a todos y a los que nadie pide responsabilidades, a priori ni a posteriori. No es extraño oír la pregunta de la gente sencilla ¿estos de qué viven?
Jesús Domingo
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