En plena Cumbre de Copenhague, Miguel A Espino Perigault publicaba un artículo que titulaba "Algo podrido en Dinamarca" haciendo referencia a los intereses mas demográficos que técnicos con los que la Cumbre se imbuía. La conocida frase de Hamlet, Príncipe de Dinamarca, el bardo inglés, William Shakespeare, tendrá vigencia en estos días durante la anunciada cita mundial sobre el temido cambio climático, en la capital de reino de Dinamarca, Copenhague, decía Espino.
Una cita mundial organizada con la supuesta finalidad de avanzar en la solución del problema, presentado éste, por algunos intereses políticos, como un suceso de lo más cercano al fin del mundo.
Desde hace varios años y bajo el amparo de las Naciones Unidas, se denuncia el problema, relacionándolo con el aumento de la temperatura ambiental de la tierra, el "calentamiento global" le llaman.
Aunque las más divulgadas causas alarmantes del calentamiento se relacionan con las emanaciones de gases de las industrias pesadas de los países desarrollados y las de los principales en vías de desarrollo; sucede que, desde lo oculto y sin que nadie entienda porqué, el cambio climático y sus anunciadas consecuencias apocalípticas, se empezaron a relacionar con el exceso de población y su crecimiento normal, sobre todo en los países del tercer mundo.
Es una discusión vieja que se ha recrudecido en los últimos años, al mismo tiempo que se da un incremento de políticas de control de la natalidad, especialmente en los países en desarrollo.
Pero, en la capital de Dinamarca se sentirán fétidos hedores del "mayor escándalo en la historia científica de nuestros tiempos", según D. Breen (Newsmax.com /27-11-09).
El escándalo se refiere al descubrimiento, por parte de "hackers" de numerosa correspondencia electrónica y la distribución de información adulterada, ex profeso, sobre los cambios de temperatura en el mundo durante los últimos años.
La correspondencia cruzada entre "científicos", probablemente deshonestos algunos, se dirigía a construir y sostener una engañosa posición frente al problema, a fin de favorecer la idea de que el incremento de la oblación humana es el principal causante de los problemas climáticos del mundo.
Este escándalo tiene su epicentro en el laboratorio de estudios climáticos, uno de los más documentados del mundo, en la Universidad East Anglia, del Reino Unido.
Numerosas publicaciones y personas interesadas en el tema han divulgado y denunciado el escándalo, que se investiga oficialmente, para establecer responsabilidades; un escándalo que "daña la reputación del país". Tal vez nunca se llegue a saber la verdad, pero al menos el escándalo ya se ha dado.
La BBC.Mundo (3-12-09) menciona el caso y, en uno de los reportajes, presenta una entrevista al experto, Mohamed Al Sabban, representante de Arabia Saudita, uno de los países líderes en la lucha seria y honesta por el cambio climático. Al Sabban declaró que "las revelaciones tendrán un impacto enorme" en la conferencia de Dinamarca.
La Arquitecta panameña, Gloria Grifo, estudiosa de esos temas, señaló recientemente, en un documentado artículo (Prensa /25-11-09), La engañosa postura de la corriente anti-vida que pretende justificar las políticas abortistas y eugenésicas impulsadas, principalmente por el fundamentalista anti-vida norteamericano John P. Holdren, de la administración Obama, de Estados Unidos; políticas encubiertas bajo programas de población de las Naciones Unidas.
Se trata de políticas y acciones, muchas de ellas arbitrarias, que se desarrollan a espaldas de los confiados gobiernos de los países miembros de la organización.
El escándalo, difundido, entre otros medios, por la Canadian Free Press (27-11-09), denunciaba como principales agentes de esta acción hasta ahora oculta; pero descubierta gracias a los traviesos hackers, nada menos que al peripatéico Al Gore, quien se pasea por el mundo alarmando a la gente con el catastrófico cambio climático, en una campaña más bien de calentamiento ideológico, que llevará al mundo a las políticas neomalthusianas programadas.
Pero, la principal figura protagónica es, nada menos, el asesor de temas científicos del gobierno de Barack Obama el ya mencionado Holdren, (Newsmax.com /27-11-09).
Holdren es co-autor de un libro en el que señala la necesidad de imponer el aborto en todos los países y limitar el número de hijos a cada familia (Ecociencia. Recursos de la Población. Medioambiente).
En otro libro, (Human Ecology. Problemms and Solutions), desarrolla su idea de que un niño no es persona humana hasta que no alcance los siete años de edad. Este es el asesor de ciencia del gobierno norteamericano.
Quizá por ello, se ha dado el nombre de "Climategate", al escándalo, en referencia al célebre watergate, que, por cierto, queda pequeño al compararse con este nuevo escándalo de supuesta deshonestidad científica.
Una dura crítica hace Colin Mason, del Popoulation research Institute (16-11-09), a los promotores del pánico sobre el cambio climático como causado por la actividad humana.
Denuncia que estos grupos insistirán en incluir el tema del crecimiento de la población como causa principal del cambio climático, según revelan los correos electrónicos secretos descubiertos. Dice este crítico que, al leer dichos planteamientos, "uno queda bajo la impresión de que el clima del mundo se mejoraría si hubiera menos gente que lo respirara"
Y estas aseveraciones sobre engaño y manipulación han llevado a dos miembros de la Academia de artes Cinematográfica de Hollywood, a solicitar el retiro del premio Oscar otorgado a Al Gore por su documental "An Inconvenient Truth" (Una vedad inconveniente), en el 2007. El documental también le valió para obtener el Premio Nóbel de la Paz; un galardón tan discutible y discutido como el del presidente norteamericano, Basrack Obama. Pero, a la luz de estos escándalos, se puede vislumbrar una coordinada política anti-vida de alcances globales
Parece que las palabras tan cuidadosamente empleadas por el representante de Arabia Saudita, Mohamned Al Sabban, "las revelaciones tendrán un impacto enorme" quedaron cortas para calificar un problema. Seguro que caben las plenamente las palabras del Príncipe de Dinamarca "algo huele a podrido en Dinamarca".
JDM
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