El estudio, que se acaba de publicar en Science, sugiere que los glaciares pueden crecer y menguar más rápido de lo que se pensaba. Según Jeffrey A. Dorale, coautor del estudio, el ciclo glacial de 100.000 años, "universalmente" aceptado, podría no encajar de forma directa con la acumulación de hielo en los polos, sino sólo a los niveles de dióxido de carbono, los niveles de metano y las temperaturas registradas por los casquetes polares de hielo.
Y es que un grupo internacional de científicos ha estudiado varias cuevas de la isla de Mallorca sumergidas de forma intermitente durante miles de años bajo el mar. El estudio demuestra que hace 81.000 años el nivel del mar estaba un metro y medio por encima del nivel actual, lo que implica que el hielo se puede acumular o fundir mucho más rápidamente de lo que se pensaba.
Durante el último ciclo glacial, el nivel del mar descendió cerca de 130 metros entre el último intervalo cálido (hace 125.000 años), y el último máximo glacial (hace unos 20.000 años). Los investigadores españoles, estadounidenses, rumanos, e italianos demuestran ahora que hace 81.000 años, el nivel del mar alcanzó de nuevo una cota positiva de más de un metro respecto al nivel del mar actual dentro de la caída progresiva e irregular del nivel marino que condujo a la última glaciación.
"Hace 81.000 años el nivel de mar se situaba un metro y medio por encima del actual lo que implicaría una disminución significativa o ausencia total de hielo en los polos. Hasta ahora en este intervalo los datos existentes eran muy controvertidos pero había en general un ligero consenso de que el mar estaba un metro más bajo que en el último máximo interglacial hace 120.000 años", señala a SINC Joan J. Fornós, coautor del estudio e investigador en el Departamento de Ciencias de la Tierra de la UIB.
"Establecimos las tasas de ascenso y descenso del nivel marino, y aportamos datos que permiten completar la curva de oscilación del nivel marino a lo largo del Cuaternario", explica Fornós. Para llegar a sus conclusiones, los investigadores tomaron mediciones de cinco formaciones cavernosas situadas en el sur y en la parte oriental de la isla de Mallorca alrededor de la población de Manacor, intermitentemente sumergidas en el Mar Mediterráneo durante las fases de ascenso y descenso del nivel marino durante las glaciaciones de los últimos cientos de miles de años.
Los misterios de las cuevas
Según el científico español, el aspecto más importante de este trabajo es la utilización de un tipo de prueba diferente a la comúnmente utilizada para establecer el nivel del mar (normalmente en los arrecifes de coral y con métodos indirectos como la presencia de espeleotemas vadosos) que consiste en un tipo de precipitados minerales similares a lo que componen las estalactitas y estalagmitas (aunque su proceso de formación no se debe al goteo sino a la difusión del CO2 en la superficie de los lagos salobres cuyo nivel freático coincide con el nivel del mar) del interior de las cuevas litorales.
"En los momentos en los que estas cavidades son invadidas por el nivel del mar en cada una de las oscilaciones glacio-eustáticas (cambios de origen climático), se originan unos precipitados minerales en la superficie de los lagos salobres que dejan un registro geológico que se puede datar fácilmente por métodos radiométricos. Éstos permiten situar la cota marina con una elevada precisión, y también obtener otras variables como la oscilación mareal o barométrica", comenta Fornós.
Los científicos calcularon también las tasas de ascenso y descenso del nivel marino, que se acercan a los 20 metros por cada mil años (es decir, una media de dos centímetros al año). "Esto da una idea de la velocidad a la que se producen las variaciones del nivel marino (o cambio climático)", asegura el investigador.
El mar se eleva y disminuye con el derretimiento y la formación de grandes glaciares, respectivamente. El hallazgo de este equipo de investigación implica que hace 1.000 años los mantos de hielo polares eran más pequeños y las temperaturas globales eran, al menos, tan altas como ahora.
"La causa principal de las oscilaciones es la acumulación o fusión, en su caso, de hielo en las zonas polares continentales que dependen de factores climáticos imperantes en cada momento y que están condicionadas en primera instancia por los parámetros orbitales terrestres. Estos parámetros hacen variar la distribución del calor procedente del Sol en la superficie de la Tierra y los consiguientes mecanismos de transferencia de calor (sobre todo de corrientes oceánicas) que se dan en la superficie del planeta", certifica Fornós.
JDM
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