Por: Jesús Domingo
La ex alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, que abandonó Izquierda Unida cuando fue reclamada para formar parte del ejecutivo andaluz regido por el partido socialista, será la nueva ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, en sustitución de Elena Espinosa, ésta, que contra todo pronóstico llego al Gobierno por el cupo femenino ha salido para dejar el puesto a otra mujer conservando de esta manera el mismo cupo.
Teniendo en cuenta el activo de Espinosa parece que lo más "positivo" de la crisis de Gobierno es el cese de la ministra Elena Espinosa, por significar poner fin al mandato de la peor ministra del ramo de la agricultura en toda la etapa democrática, según opinaba una OPA. Un mandato en el que el campo ha perdido peso político, ha perdido presupuesto, se han tomado decisiones equivocadas y se ha hecho una nefasta defensa de nuestros intereses en Bruselas –véase por ejemplo lo ocurrido en el sector remolachero o la crisis en la que se encuentra sumergido el lechero –.
Respecto a la nueva titular del departamento, Rosa Aguilar, cabe considerar que por su carrera política no responde al perfil adecuado para gestionar la agricultura y que en principio es lógico pensar que representa un refuerzo, dentro del ministerio, de las políticas medioambientales con respecto a las agropecuarias. No obstante, será ella con su gestión la que demuestre con el tiempo si el nombramiento ha sido un acierto o un nuevo error de Zapatero a la hora de tratar las cuestiones agrarias.
De entrada me perece conveniente señorear dando la bienvenida a Rosa Aguilar y señalarle como principales retos la inminente reforma de la Política Agraria Común (PAC) y la reactivación del proceso de negociaciones sobre el Plan de Choque comprometido por el Presidente del Gobierno tras la reunión con el sector en Moncloa.
A nivel comunitario, es necesario apostar por una nueva PAC fuerte y sólida, que reconozca el carácter estratégico del sector agrario como base de la alimentación de los 500 millones de ciudadanos europeos, y esté fundamentada en el modelo social y familiar de agricultura y de la soberanía alimentaria. Para ello, será necesario recuperar los mecanismos de regulación de mercado, reforzar el control en frontera y apostar por la preferencia comunitaria para evitar la dependencia del exterior y abogar por un reparto más justo y social de las ayudas, priorizando los apoyos a los agricultores y ganaderos profesionales, a la actividad agraria y al empleo.
En clave estatal, es necesario retomar las negociaciones con el sector para abordar cuestiones tan importantes como los desequilibrios de la cadena agroalimentaria, en la que se deben buscar las soluciones más adecuadas para que agricultores y ganaderos puedan negociar precios en condiciones de igualdad con el resto de los eslabones de la cadena y de esa manera todos puedan participar del valor de los productos agrarios, manteniendo unos márgenes comerciales razonables y unos niveles de renta sostenibles.
Por lo que he leído estos dos días, las organizaciones agrarias valoran el cambio de la titular del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, alguna lo considera positivo y necesario porque 'con Espinosa se habían agotado todas las vías para encontrar una salida eficaz a la crisis del sector agrario'.
Por otra parte, la portavoz de Agricultura de CiU en el Congreso, María Concepció Tarruella, ha destacado que la ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, "no se ha distinguido por ayudar al sector agrario" en todos los temas que ha llevado hasta la actualidad. "Sólo deseo, decía la portavoz, una buena entrada a la nueva ministra y espero que podamos entendernos y llevarnos mejor en todos los temas agrarios". Deseo al que me adhiero sinceramente.
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