5/12/2009

Crisis porcina ¿Quién pagará los platos rotos?

 

 

 

Es posible que cuando estas líneas alcancen al lector, la situación del bloqueo ruso a los animales vivos, a la carne de porcino y derivados de origen español se haya resuelto por la vía de la negociación diplomática. Atrás quedarán varios días o semanas en los que la incomprensible decisión de las autoridades rusas, con el pretexto de la gripe A/H1N1, podría haber tenido una repercusión económica real para el sector productor y para la industria cárnica que habrá que evaluar y, por lo tanto, compensar si fuera el caso.

 

Además de las autoridades españolas y de los agentes económicos afectados, todas las instituciones internacionales (CE, OIE, OMS, FAO, OCDE…) han deplorado las decisiones de bloqueo comercial que, con la excusa de salvaguardar la salud y la seguridad alimentaria de su población (¡qué enorme paradoja!), han adoptado contra el sector porcino de México, Estados Unidos, Canadá, España y hasta del Reino Unido, países como Rusia, China y otros.

 

Rusia, un país recién incorporado a la órbita de la Organización Mundial de Comercio (OMC), ha vetado dentro de la UE sólo a España (y al Reino Unido), con argumentos peregrinos, fuera de toda lógica científica y sanitaria. Últimamente una delegación del Gobierno español trataba de aclarar y, sobre todo, de solventar un problema "inventado" por las propias autoridades rusas, que podría estar beneficiando ya a los países competidores de España en ese importante mercado de destino.

 

No en balde el mercado ruso es el sexto destino de las exportaciones españolas de carne de cerdo, tras Francia, Portugal, Italia, Alemania y Hong Kong, con unas ventas de 32.613 t por valor prácticamente de 70 millones de euros en 2008.

 

No es la primera vez, ni será la última, en la que los países utilizan supuestos argumentos de tipo sanitario y de seguridad alimentaria para justificar vetos o restricciones comerciales, que obedecen a otro tipo de intereses o de presiones menos confesables.

 

Aquí, el papel de un organismo multilateral, como el de la OMC, deja mucho que desear, porque solo actúa a posteriori, con desesperante lentitud y si sólo media una denuncia de por medio, como la presentada por México.

 

Habrá que esperar a ver si este nuevo boicot comercial tiene repercusiones económicas sobre los precios del mercado interno para unos sectores: ganadero e industrial, como son los de la carne de porcino, que empezaban a ver algo de luz en el túnel, tras varios años de enormes dificultades. Si las hay, habrá que ir pensando también con celeridad en las compensaciones que se deberían ofrecer para evitar males peores.

 

JDM

 

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