Elena Espinosa subraya que la Dieta Mediterránea es un patrimonio cultural que hermana a España e Italia, durante su intervención en el Senado de la República de Italia
La ministra de Medio Ambiente destaca que las producciones mediterráneas, además de sus beneficiosos efectos sobre la salud, contribuyen a un desarrollo armónico y sostenible de las zonas rurales.
La ministra de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino (MARM), Elena Espinosa ha subrayado hoy que la Dieta Mediterránea es una parte sustancial del patrimonio cultural que hermana a España e Italia, durante la intervención que hay tenido hoy en el Senado de Italia con motivo de la jornada que se ha celebrado en esta sede parlamentaria en defensa de la Candidatura de la Dieta Mediterránea como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad que los dos países han presentando ante la UNESCO junto a Grecia y Marruecos.
Los cuatro países presentaron formalmente la candidatura ante la UNESCO el 29 de septiembre del 2008. El Comité de la UNESCO para la Convención del Patrimonio Cultural Inmaterial realizará la votación definitiva el 29 de septiembre de este año.
La Dieta Mediterránea, ha explicado Elena Espinosa, además de un inventario de alimentos supone una forma de cocinarlos, de compartirlos, de definir un paisaje, de generar cultura, arte, historia y tradiciones y, fundamentalmente, una forma de entender la vida.
Es un patrimonio milenario que une a los pueblos mediterráneos, pero que también los diferencia y enriquece a través de las singularidades de cada pueblo y de cada territorio, ha añadido.
La ministra ha destacado que el cereal, el olivar y la vid son la 'trilogía mediterránea' a la que los dos países destinan gran parte de su superficie agraria útil y, ha argumentado el peso específico que tienen estas producciones en la economía, así como sus beneficiosos efectos sobre la salud y su trascendencia desde el punto de vista de una ordenación y progreso sostenible de los territorios.
Sin embargo, y pese a sus reconocidos beneficios, Elena Espinosa ha señalado el alejamiento social que se está produciendo de este modelo alimentario mediterráneo como consecuencia de los cambios sociológicos y demográficos que están experimentando ambas sociedades, y el consecuente aumento de enfermedades vinculadas a malos hábitos alimentarios.
Este deterioro del consumo de Dieta Mediterránea, ha proseguido la ministra de Medio Ambiente, puede llevar aparejados además otros graves problemas como son la disminución de las producciones, el abandono de los territorios rurales, la degradación de los paisajes, entre otros.
Por ello, España, Italia, Grecia y Marruecos han presentado la Candidatura de la Dieta Mediterránea como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad ante la UNESCO con el objetivo prioritario de salvaguardar su legado.
Materializar esta iniciativa, que nació en el 2007, es útil, necesario y tendría importantes repercusiones positivas tanto para los productores como para los ciudadanos mediterráneos y del resto del mundo.
La ministra ha argumentado que divulgar la Dieta Mediterránea bajo el auspicio de la UNESCO significaría un impulso importante a su prestigio internacional, tendría una beneficiosa repercusión en cada uno de los productos alimentarios que la conforman, contribuiría a generar riqueza y un desarrollo socio-económico sostenible en los ámbitos rurales y permitiría ofrecer al mundo alimentos de calidad.
En este sentido, Elena Espinosa ha animado a promover las producciones locales, a intensificar las acciones de armonización de criterios en materia de seguridad y calidad alimentarias, a reforzar los vínculos a lo largo de la cadena de comercialización y a incrementar la confianza en el espacio común de mercado de los países mediterráneos.
Italia y España representan más del 35% del total de las denominaciones de origen, indicaciones geográficas protegidas y especialidades tradicionales garantizadas inscritas en los registros de la Unión Europea.
26 de mayo de 2009
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