Desde que me llegó la jubilación, hace unos años, unos amigos y yo nos dedicamos a descubrir, recorrer y si es necesario limpiar rutas que lleven a ermitas de la Virgen. Las rutas las hacemos en coche, andando y en bicicleta de montaña (BTT). Fruto de estas correrías son dos libros ya publicados y otros tres en los que estamos trabajando, el tercero en avanzado estado de elaboración. No obstante, no es de mis libros de rutas de lo que quiero hablar sino que con motivo de ellas estoy observando el lamentable estado de nuestros bosques, especialmente a raíz de la fuerte nevada del pasado mes de marzo.
Cierto que los servicios de las diversas administraciones han limpiado los caminos principales, gran labor que agradecemos, pero los bosques, especialmente los de hoja perenne, de La Selva, el Baix y el Alt Empordà están llenos de árboles caídos y ramas, también por el suelo, de la mayoría de los que quedan derechos. Esta leña es un foco de incendios forestales devastadores. Dudo que los propietarios, de unos bosques con muy baja o nula rentabilidad, tengan capacidad económica y laboral para llevar a cabo la limpia que necesitan. Por mi experiencia en trabajos forestales conozco el riesgo que esta situación representa, es por ello que pregunto ¿Lamentaremos en verano la manifiesta desidia de primavera? ¿No hay administración capaz de promover grupos de limpieza? ¿Con los miles de parados, a muchos se les está acabando cobrar, no se pueden promover los citados grupos y matar dos pájaros de un tiro? Créanme, si el verano es seco el problema puede ser grave.
Jaume Catalán Díaz
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