Una historia interminable llena de buenas intenciones.
Un día se me ocurrió poner un post en internet en el que criticaba la filosofía de fondo de la "huella ecológica", en la que se decía que estamos consumiendo un 30% más de lo debido en bienes renovables, tanto de renovación rápida como lenta (la lenta sería no renovables en nuestra escala vital). Mi argumentación era que eso se está corrigiendo y que, en el caso de la energía, estamos mejorando la capacidad de gestionar energías nuevas como la eólica y la solar. Con un rendimiento del uno por mil de la energía solar podríamos atender las necesidades energéticas de una población siete veces mayor sobre la tierra.
Mi protesta es sobre la consideración que subyace en los teóricos de la huella ecológica de considerar al hombre como el mayor depredador del planeta y, en consecuencia, aplicando las obsoletas teorías de Malthus, pedirnos que reduzcamos población. Y así, para garantizarnos el futuro feliz incitan a la muerte del hombre actual. De ahí derivan sus planes de aborto y eugenesia vigentes.
La realidad occidental es que no resolvemos el problema del relevo generacional, ni siquiera con los inmigrantes. La segunda generación de inmigrantes se ha acomodado a nuestro modo de pensar, incluso los musulmanes (como está comprobado en Francia) y seguimos controlando la población por motivos de comodidad, egoísmo y confort inmediato. En Oriente, el progreso está llevando también a asumir ese modo de vida egoísta del primer mundo. Luego, podrían pensar los amigos de Malthus que la mejor manera de controlar la población es el "progreso material". Y deberían fomentar ese progreso en el tercer mundo de un modo más decidido.
Sin embargo las cosas no son así. El sida, enfermedad que se transmite por la promiscuidad sexual, es una pandemia en el tercer mundo y va camino de serlo en el primero. Los mensajes que se envían son los de "sexo seguro", lo que provoca más promiscuidad y más muertes. ¿Se pretende eso?
Lo que diría una persona con principios es que debemos frenar el consumo dentro de la libertad del mercado. ¿Pero cómo? En Occidente se vuelve a hablar de productos de calidad, duraderos, más caros y más rentables. Con una unidad puedes ganar como con diez o cien de las otras. Un trabajo de mayor calidad y más rentable. Objeción: la venta de masas, y la mentalidad del "progreso", que se opone a la mentalidad de la "tradición". Lo antiguo es despreciado por el hombre que corre veloz a ninguna parte.
Es difícil la solución, a veces es preciso que el hombre entre en crisis. Y no está entrando en crisis ante la pandemia del sida, terrorífica y que podrá llegar a ser más mortal que la peste. Y además de golpe, apareciendo después de diez años de gestación.
Por otra parte, tenemos experiencia de cómo nos desengañamos de los paraísos creados por los hombres. Esos paraísos machacan una, dos o tres generaciones hasta que a alguien se le ocurre decir y difundir la verdad y eso corra como la pólvora. Los soviéticos tuvieron dos generaciones torturadas por el marxismo hasta que los nietos levantaron su queja. Pero sembraron millones de muertos en su camino. Los chinos comunistas castigan terriblemente la libertad de las familias de tener hijos por el miedo a la gran explosión demográfica.
Con los defensores de la huella ecológica, aparentemente inofensiva, se mezclan personajes de buena fe y asustados que dicen: somos muchos, paremos de reproducirnos (cuando la realidad es "no nos reproducimos", empezamos a ser menos, y aún así, todavía podemos ser unos más); con otros que malévolos afirman: ya lo veis, humanos, la humanidad exige el sacrificio de vuestra inmolación (no el de ellos): matad a vuestros hijos e inmolaros cuando estéis viejos o enfermos.
Como los socialistas venden la "huella" y los socialistas son enemigos del hombre individual, aconsejo a los miedosos a que miren con recelo lo que les predican esos popes que llevan ya más de un siglo generando sistemas que destruyen al hombre individual para salvar a la humanidad. Al menos desconfía de esos personajes.
frid
10/15/2006
Más sobre la huella ecológica: Una historia interminable llena de buenas intenciones.
Publicado por frid en 10:52 a. m.
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