15.12.2009.
Por: Juan Pablo Sánchez Vicedo
España es un país de unanimidades climáticas o de ecologismo de Estado, pues ya nuestros ejércitos se han convertido a la causa, y la generalísima Chacón nos va dejando claro que las fuerzas armadas tienen que respetar el medio ambiente.
Vamos a morir todos. El calentamiento global es la gran crisis del clima, mucho peor que la crisis mundial de los dineros o de la solvencia, y es así que el hielo de los polos se va a derretir y vamos a ahogarnos o a perecer víctimas de nuestro progreso. La mano del hombre destruye la naturaleza como la mano de un asesino antiguo y tenaz, y los científicos parece que se ponen de acuerdo en denunciar el crimen. Los que discrepan no existen o no salen en la prensa, y por tanto el calentamiento del planeta es una verdad incontestable o unánime en los periódicos impresos y televisados.
Los españoles somos los terrícolas más convencidos del problema, salvo algunos canallas como el que suscribe (ver mi entrada/artículo Mea culpa, 2 de octubre de 2009). España es un país de unanimidades climáticas o de ecologismo de Estado, pues ya nuestros ejércitos se han convertido a la causa, y la generalísima Chacón nos va dejando claro que las fuerzas armadas tienen que respetar el medio ambiente. Los cañonazos son contaminantes y los vuelos a reacción dejan en el cielo de la fiesta nacional una estela roja y amarilla, o sea que ensucian el paisaje con los colores de España o los de su asquerosa bandera. España es una mierda, España no es un país sino una colección de nacionalidades que están a punto de lograr su independencia mediante un referéndum municipal. El gran cambio climático que se avecina en la política española es el big bang o el hostiazo plurinacional que va a fragmentar el mapa y va a esparcir todas sus piezas. El mundo se acaba y España se rompe o se disuelve como un azucarillo en la marea política, que viene de la Transición y ya está alcanzando el borde de las instituciones, a punto de inundarlas y dejarlas inservibles.
La historia llega a su final y parece que el último capítulo empezará con la voladura controlada o incontrolada de España y llegará hasta la liquidación del último humano, que va a tener el privilegio de apagar la luz y clausurarlo todo, aunque no va a haber posteridad que se acuerde de su nombre.
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