3/28/2007

A mis amigos animalistas. La queja de la lechuga.


A mis amigos animalistas: La queja de una lechuga.


Mirando la lechuga el horizonte, divisó como una manada de leonas se aprestaba a cazar una gacela. Rodearon el rebaño  como era su costumbre, y saltaron para cazar a una de ellas, la más despistada, esa que iba a comerse a la lechuga. Y después llegó majestuoso el león y, sin trabajo apenas, le dejaron compartir la presa. Eran todos carnívoros y gracias a su caza, la buena lechuga mantuvo la vida un día más.

La pobre lechuga no tiene sistema nervioso como el león, ni tampoco como el sapo, pero tiene sentimientos. Bien a gusto está cuando le da el sol del atardecer, o cuando llega la lluvia de la primavera. Pero tiembla y lo siente en sus hojas cuando la vegetariana gacela va a ramonear en sus hojas. Porque conoce casos numerosos de lechugas devoradas por esos mostruos "vegetarianos" que son las gráciles gacelas.

Hay otro mostruo de la naturaleza que es la procesionaria que devora las puntas de los pinos y los debilita. Cómo se alegra el pino joven de ver rebolotear a su alrededor "pájaros carnívoros" que se llevan en sus picos los gusanos de la procesionaria. Unos inquilinos molestos menos y un poco más de vida. La sabia llegará cada vez más arriba y el árbol se elevará elegante y frondoso.

Mostruos de la naturaleza: leones, linces ibéricos, sapos, culebras, larvas de la procesionaria, mantis religiosas... que atentáis contra la vida de esta pobre lechuga que siente cuando un morro se le acerca.

frid

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