Procesados por la destrucción de sembrados transgénicos.
Una juez instructora de París, Nathalie Turquey, ha inculpado a los dos máximos responsables de la organización ecologista Greenpeace en Francia, Katia Kanas y Pascal Husting, por "incitación o provocación directa para la comisión de un delito": la destrucción de un campo de transgénicos.
Procesados por la destrucción de sembrados
El viernes, día 16 de marzo, una juez instructora de París, Nathalie Turquey, ha inculpado a los dos máximos responsables de la organización ecologista Greenpeace en Francia, Katia Kanas y Pascal Husting, por "incitación o provocación directa para la comisión de un delito", en este caso la destrucción de un campo de transgénicos.
Y es que la presidenta de Greenpeace Francia y su "número dos" han sido procesados por haber incitado a la destrucción de campos de maíz transgénico, los hechos tuvieron lugar el pasado verano al divulgar en internet el lugar exacto de parcelas cultivadas con organismos genéticamente modificados en el país.
La acusación deriva de las denuncias presentadas por dos agricultores con propiedades en las proximidades de Toulouse (sur de Francia) cuyas parcelas de maíz OGM fueron destruidas en la noche del 26 al 27 de julio pasados para el primero y el 30 de ese mismo mes para el segundo.
Todo comenzó el 27 de junio con la condena, por el Tribunal de Apelación de Orleans, de 49 activistas contra los transgénicos, estos activistas habían destruido cultivos de maíz OGM en las proximidades de esa ciudad del centro de Francia en 2004 y 2005.
La respetuosa Greenpeace Francia decidió responder a ese dictamen publicando en su sitio internet la localización exacta de campos con cultivos transgénicos. Un mes después, grupos de activistas arrasaron los campos de Bouglon y Saint-Hilaire cuyos propietarios a continuación decidieron querellarse. La sentencia del día 16 es el fruto de dicha querella.
Es así como algunos grupos, tolerantes con la natura se suelen autodefinir, respetan: la naturaleza -arrasan campos-, la propiedad privada y ni siquiera la libertad de poder sembrar libremente sus campos. La destrucción de cosechas ajenas en el antiguo Código de Derecho Canónico estaba contemplado como un caso muy grave cuyo perdón sólo correspondía (estaba reservado) al Obispo o al Papa. Pero, para aquellos que confunden Dios con la naturaleza, cualquier ofensa, según su visión, a ésta es tan grave que les permite realizar impunemente actos vandálicos. Empieza a ser hora que la justicia actúe, en Francia lo hace, aquí no le dejan, desgraciadamente se retiran los cargos por coincidir en época de elecciones.
JDM
Se ve que no acatan sentencias:
Su respuesta a la justicia fue segar otro campo de maiz:
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