Aragón Liberal (Enviado por: Fernando Inigo) , 03/05/07, 07:44 h
Cuando el sacerdote y físico católico George Lemaitre expuso su "Hipótesis del Atomo Primitivo", o Teoría del Big Bang, Einstein le contestó: "Eso me recuerda demasiado al Génesis, ¡se nota que es usted sacerdote!.
La Teoría del Big Bang no contó con muchas adhesiones en sus albores. Era una teoría de indudable osadía científica, en cuanto desafiaba abiertamente los modelos establecidos en la época. El modelo de universo que nos propone Lemaitre no es autosuficiente ni estático, sino creado, inflacionario, es decir, en expansión continua, y con fecha de caducidad. El modelo de Lemaitre abre pues la puerta a la Teología.
Einstein no creía inicialmente en un universo en expansión, sino en un universo estacionario. Cierto es que para defender esta tesis, Einstein acudió al recurso de una arbitrariedad científica, de una impostura teórica metida con calzador y que chocaba con sus propias ecuaciones: la constante cosmológica. De la constante cosmológica dijo Einstein que fue el peor error de su carrera.
Es lógico, por lo tanto, que Einstein y Lemaitre mantuvieran posiciones encontradas al principio: partían de cosmologías diferentes. Sin embargo, en 1929, la famosa ley de Hubble, a su vez, precedida por las teorías de "huida de las galaxias" del astrónomo norteamericano Vesto Slipher, cambió el panorama en gran medida. La Ley de Hubble dice que ""Las galaxias se alejan de nosotros con velocidad proporcional a su distancia", por lo que encaja perfectamente en el Universo en expansión de Lemaitre.
La relación entre Lemaitre y Einstein se fue haciendo cada vez más estrecha y amistosa. No estaba exenta de admiración, hasta el punto de que Einstein, durante una conferencia que estaba impartiendo Lemaitre en Bruselas, le interrumpió varias veces en la conferencia manifestando su entusiasmo, y afirmó entonces que Lemaître era la persona que mejor había comprendido sus teorías de la relatividad. Para aquel momento, Einstein ya había aceptado que el Universo estaba expandiéndose.
Una vez que la física había demostrado que el Universo no es estacionario, los defensores de la Teoría del Big Bang centraron sus esfuerzos en demostrar que el Big Bang había existido realmente. Y, poco a poco, fueron alumbrando conclusiones empíricas. En este sentido, George Gamow dedujo que las radiaciones producidas por ese gran estallido inicial deberían estar llegando hacia nosotros. Lo llamó "radiación de fondo". En 1964, dos científicos americanos, Penzias y Wilson, captaron, mediante una gran antena, el eco de esta radiación de fondo, lo que significó un aldabonazo definitivo a la Teoría del Big Bang.
Werner Heisenberg, un científico creyente y sin complejos, pero algo socarrón, decía poco antes de morir "Pronto voy a morir y como no he sido malo del todo, espero ir al cielo, y cuando llegue le pediré al Padre Eterno que me explique tres cosas: La Relatividad, la Mecánica Cuántica y la Mecánica de los Fluidos. Las dos primeras espero que me las sepa explicar. " Y yo creo que en ese momento Dios le guiñaba un ojo.
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