Según FAO y CEPAL América Latina, en especial algunos países del Cono Sur, tienen condiciones "muy favorables" para la producción de biocombustibles. Al menos así los señalan ambas dos entidades en un estudio difundido en los últimos días.
El documento "Oportunidades y Riesgos de la Bioenergía", solicitado a ambos organismos por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, analizó los impactos positivos y negativos que la bioenergía puede tener sobre la seguridad alimentaria de la región y el medio ambiente.
El documento, confeccionado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), advierte que los eventuales riesgos de esta energía para la región dependerán de la velocidad de cambio de la nueva industria energética.
Para contrarrestar posibles efectos negativos y potenciar beneficios a amplios grupos de la población, según el secretario ejecutivo de la CEPAL, es necesario "coordinar políticas entre las esferas agrícola, energética, medioambiental, comercial, financiera y tributaria".
Según el documento, los altos precios del petróleo y los menores costos de producción en América Latina facilitarán el impulso de esta nueva industria en la región.
El análisis de la CEPAL y la FAO señala que Brasil, Bolivia, Argentina, Colombia, Paraguay y Uruguay, tendrían las mejores condiciones para liderar la nueva industria energética con la producción de etanol, que tiene como base la caña de azúcar y el maíz.
En tanto, Brasil, Argentina, Perú, Colombia y Bolivia, son los países con mayor potencial en la producción de biodiesel, por sus cultivos de soja o palma aceitera.
Situación que no ocurre con los países centroamericanos, cuya dieta se basa en el maíz y cuya disponibilidad podría ser afectada, también con los del Caribe por la falta de tierras disponibles y aptas para dedicar a los cultivos energéticos.
El documento consigna que los programas de bioenergía podrían representar grandes oportunidades en los países con potencial bioenergético si apuntan hacia los pequeños productores.
El análisis establece que el costo de generar biocombustibles en Brasil equivale a la mitad de su valor en la Unión Europea y un tercio menos que en Estados Unidos.
"Es importante que los países diseñen políticas que promuevan y aseguren la rentabilidad de la bioenergía, así como también que los beneficios de la producción alcancen a las zonas rurales y garanticen y promuevan el acceso a alimentos a los sectores más desposeídos", señala el estudio.
Además, la CEPAL y la FAO se comprometieron a acompañar y apoyar a los países de la región en este nuevo camino. Lo que no han hecho, y encontramos a faltar, es un estudio sobre las posibilidades de producción de biocarburantes a partir de plantas no utilizadas en alimentación humana, plantas que son abundantes en estos países, especialmente en Colombia.
JDM
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