El difícil acuerdo de Biscarrués.
La Comisión del Agua de Aragón tiene difícil el consenso con respecto a la regulación del río Gállego, pero tiene fácil un acuerdo alternativo.
La razón práctica impone la no anegación del núcleo de Erés, y el mantenimiento de los negocios de descenso del río en el entorno de los mallos de Riglos. En definitiva un solo embalse de 30 hm3 de capacidad incapaz de regular los 400 hm3 mínimos que reclama Riegos de Alto Aragón.
Narbona ha puesto en escena la decisión ya tomada, con promesas. Renunciamos a la seguridad de hoy pare enfrentarnos a un incierto mañana. Eso sí, retraso asegurado de al menos cuatro años hasta que veamos, si las vemos, a las máquinas trabajando.
Solución alternativa: regulemos con tres embalses interiores unos 300 hm3 que nos faltan a través de balsas laterales de Almudévar, Aguas Bajas y Alcanadre, con el consiguiente incremento de superficie inundada, de infraestructuras de transporte y de obra civil. Más impacto pero en lugares definidos como menos sensibles.
Donde compensar la pérdida: Alguien tendrá que pagar los sobrecostes y los retrasos; ¿serán los hidroeléctricos? ¿Y quien les pagaría a ellos? o, al final seremos todos a través de alguna subvención para los regantes; o serán, sencillamente, los regantes los que triplicarán su aportación para esta nueva variante. Al menos algo hay seguro: pagar con su tiempo pagarán todos los que esperaban el pronto comienzo de la regulación del Gállego.
Efectos inmediatos de este acuerdo: se debe recomenzar de cero. Es preciso hacer nuevo proyecto de regulación; nueva evaluación de impacto e información pública, con el posible resurgir de la oposición del ecologismo radical. Además, habrá que modificar los presupuestos del Estado, programar la inclusión de esos tres nuevos embalses laterales y obras complementarias. Un sobre-coste que podrá triplicar los presupuestos de la solución inicial que ¿recaerá también sobre los regantes?
La única nota llamativa, la actuación de la ISM (Iniciativa Social de Mediación) afín a los movimientos ecologistas, que ha encontrado los eufemismos que permiten escucharles y atenderles aunque estén fuera de la negociación por abandono. El “respeto” y la “singularidad especial” del conflicto llevan a consultar con los que están fuera de la mesa de negociación por voluntad propia, para que sus propuestas sean las que sean aprobadas. Siendo así ¿por qué siguen abandonando la mesa que gobiernan en la sombra?
frid
9/25/2006
El difícil acuerdo de Biscarrués.
Publicado por frid en 11:23 p. m.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario