9/07/2006

Está prohibido quejarse. Gonzalo Arguilé, el Consejero de Agricultura por el Partido Socialista echa la bronca a los regantes.

Alguien anda nervioso porque no le salen los cálculos en hectómetros cúbicos. Si pasásemos a litros: cuantos millones habría. Pero se necesitan muchos litros, muchos metros cúbicos para consolidar los regadíos.

Está prohibido quejarse. Gonzalo Arguilé, el Consejero de Agricultura por el Partido Socialista echa la bronca a los regantes.

No falta agua en la cuenca del Ebro aunque los embalses estén sólo al 37,9 % de capacidad, aunque la mayor parte del agua regulada se encuentre en un embalse de aprovechamiento residual para Aragón como es Mequinenza o bien esté en el embalse muerto de Yesa, aunque se haya prorrateado la campaña de riegos aunque en menos cantidad que el año pasado; y aunque se haya obligado a los hidroeléctricos a desembalsar 44 hm3 de Canelles en el Noguera Pallaresa, para atender los riegos del Canal de Aragón y Cataluña, el canal que ha vendido su capacidad futura de regulación en Santa Liestra por un embalse del que sacarán el agua bombeada con alto coste económico y energético.

Y es que si decimos la verdad, que necesitamos agua, lo vamos a tener difícil para contentar a los ecologistas radicales que campean en el Ministerio de Medio Ambiente como en su casa; y tendremos que regular nuevos recursos en el río Gállego. Una batalla para la que no tenemos fuerza de plantar cara a la necesidad de recursos.

Si los regantes “dramatizan” constantemente el problema de las sequías, será porque les afectan las sequías, porque tienen sistemas históricos preparados para el riego del cereal y ahora se riegan otros productos más consuntivos de agua y más competitivos.

¿No queremos poner 100.000 hectáreas de girasol para generar bio-diesel en Aragón? Pues habrá que alimentarlas. Y si la energía del futuro es la renovable ¿no habrá que seguir con esa política de riegos?

Entiendo que se es muy eficiente en la gestión de recursos escasos, sobre todo, según dicen los ecologistas, en el Canal de Aragón y Cataluña que año tras año tiene que prorratear sus dotaciones de riego. Pero ¿y si regulásemos el agua suficiente?

Tendríamos agua para dar esos caudales mínimos a los que no llegamos, par abastecer los regadíos y, también para que no cierren, como este año, por falta de agua esas empresas del Pallaresa que se dedicaban a los descensos y navegación por el río.

Todo es más fácil con agua. Pero en España, sin regulación no es fácil que contemos con ella.

Frid.

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