9/13/2006

Razones por las que no se hará el metro en Zaragoza.

El Metro en Zaragoza, ¿interesará a nuestros políticos de lo inmediato?

Este verano han saltado a la palestra varias opiniones en la prensa sobre los medios de transporte que convienen a la ciudad de Zaragoza. Un gran amigo mío defiende con entusiasmo el tranvía; yo soy un acérrimo defensor del Metro. En algo estamos de acuerdo por aproximaciones sucesivas: fuera del centro de la ciudad no hay problema en que el metro vaya por la superficie, porque propiamente estamos hablando del concepto de “metro ligero”. Sin embargo mi defensa de soterrar el transporte público es acérrima en el centro de la ciudad, entendiendo no ya el centro histórico sino lo que es la ciudad tradicional, incluso con el enclave de la margen izquierda correspondiente.

Mis razones se deben a lo que constato todos los días en la ciudad de Zaragoza; atascos y conflictos entre los autobuses y los vehículos privados; congestión de tráfico; política de tráfico claramente dirigida contra el coche y no a favor de la movilidad. Y pienso que un intruso más en la superficie de la ciudad impedirá su adecuada ordenación.

Los autobuses no van a desaparecer con el tranvía. El tranvía será un eje de transporte interior y rígido. Los autobuses siempre serán más flexibles para el cambio de ruta habitual cuando a los ediles municipales les da por peatonalizar temporalmente un tramo de la ciudad; o cuando la misma ciudad de Zaragoza le da por imponer su ley: la ley del socavón.

Un transporte soterrado resolvería el problema y garantizaría un transporte de calidad. Y habrá usuarios. Basta con elegir bien la primera traza y desarrollar con cabeza ese medio de transporte.

Sin embargo estoy hablando sólo de un futurible. Hablar del metro en Zaragoza es como hablar del sexo de los ángeles. Se hará el tranvía. Y se hará por estas tres ventajas: su ejecución es más rápida, más barata y suscitará menos oposición desde la izquierda zaragozana. Además este planteamiento tiene una guinda añadida: será la puntilla para el transporte privado. ¿Dónde lo pondremos si no hacemos mas que ensanchar las aceras, hacer carriles bus y permitir que los buses vayan por donde quieran?

Ahora voy a explicar las razones por las que no se hará mi deseado Metro.

  • La primera razón: se tarda más, es una tarea de varias legislaturas, su inauguración se demorará en el tiempo. Es un estilo Expo2008, otro recogerá sus frutos.
  • Requiere técnicas modernas y es más costoso en su implantación, provocará dificultades en la ejecución: por supuesto que vale la pena invertir en una infraestructura permanente, en un traje que puede servir a la ciudad de ahora y a la de 50 años.

Y estas son unas de las razones por las que se debería apostar por ese tipo de transporte:

  • Podría dejar las vías superficiales menos congestionadas de tráfico; si bien existe una ley no escrita que afirma que “toda vía de tráfico en una ciudad soporta un flujo que tiende a colapsarla”. El metro hará posible una política de tráfico que compagine la descongestión del tráfico en la superficie con la accesibilidad; pues al tener el acceso garantizado por abajo algunas calles se pueden peatonalizar manteniendo sólo el tráfico de residentes, y no se las condena al ostracismo.
  • Podría implementar nuevas centralidades en Zaragoza. Ahí donde haya una boca de metro habrá una opción más de desarrollo para el barrio donde se encuentre. Pero ¿eso es válido también para el tranvía? Probablemente no del mismo modo. Los tiempos de transporte disminuirán más y las capacidades de flujo serán mayores.

En definitiva: el Metro no compite con el espacio común de autobuses, coches, motos y bicis, contenedores de basura, anuncios comerciales, baños en la vía pública, farolas, terrazas de café, y esas otras cosas que hacen que nuestro paseo por la ciudad sea todos los días una carrera de obstáculos.

frid.

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