¿Por qué huyen los africanos?
Si bien en la huída de África hay también razones de guerras y dictaduras, y hambres, cuando el continente se mantiene como un espacio insalubre hay alguna respuesta.
Cuenta Kapuscinsky, corresponsal polaco en África, que se contagió de la enfermedad, de la malaria, y pudo ser atendido lo mejor posibe en un hospital de Uganda: “la primera señal de un inminente ataque de malaria es una inquietud interior que empezamos a experimentar de repente y sin ningún motivo claro. Algo nos pasa, algo malo (...) no tardamos en sentirnos entumecidos, pesados y sumidos en el marasmo. Todo nos irrita. Sobre todo la luz, detestamos la luz. Nos irrita la gente: sus voces estridentes, su repugnante olor y su tacto áspero (...) De pronto se produce el ataque. Es un súbito y violento ataque de frío. Un frío polar, ártico. Como si alguien nos cogiese desnudos, abrasados por el infierno del Sahel y del Sáhara, y nos lanzase directamente al altiplano helado de Groenlandia y las Spitzberg, entre nieves, vientos y tormentas polares (...)nos atenazan unas vibraciones y convulsiones que al cabo de poco tiempo nos desgarran en jirones. Y para intentar salvarnos, empezamos a suplicar ayuda.
Tras un fuerte ataque de malaria, la persona se convierte en una piltrafa humana. Yace postrado en medio de un charco de sudor; la fiebre no lo abandona y no puede mover manos ni piernas. Todo le duele, la cabeza le da vueltas y tiene mareos. Está exhausto, débil, inerte. Llevado por alguien en brazos, da la impresión de no tener huesos ni músculos. Y pasan muchos días antes de que vuelva a ponerse en pie”. (Ébano, páginas 59 a 61)
En África la malaria se ceba en millones de personas, mata a uno de cada tres niños. Ese problema lo tuvimos con las epidemias de paludismo en Europa. Para hacer frente a ese mal se hicieron los tratamientos de las zonas pantanosas e insalubres. España e Italia desecaron y drenaron lagunas. Musolini hizo habitable la desembocadura del río Po. Y algunos ecologistas "radicales" añoran aquellos paraísos, unidos invariablemente a un alto porcentaje de mortandad infantil.
Como se ve ese problema no es sólo problema de los países tropicales; pero sólo los europeos se han considerado legitimizados para quitárselo de encima. En la actualidad más de 2.500 millones de personas viven en zonas susceptibles de epidemias de malaria. Entre 200 a 500 millones de personas enferman al año de malaria. Mueren por esa enfermedad unos 3 millones de personas. Cada minuto mueren entre 3 a 5 niños por malaria. Mata cada año casi tanta gente como el SIDA, pero mientras la comunidad internacional intenta solventar el SIDA, con la malaria miran a otro lado. El SIDA reduce su contagio por modificación del comportamiento humano, que es el vector de transmisión. La Malaria nos viene del entorno insalubre.
Podríamos pensar que el “medio ambiente” debe de proteger a la especie humana donde esté amenazada. También podríamos pensar que, como dice Jesús Domingo, en alguno de sus post, el DDT podría tener utilidad clara y manifiesta, mientras sus detractores sólo presentan inconvenientes confusos e inciertos.
Pero, con problemas de salud de esa índole ¿no extraña que Occidente no se sienta responsable de África? ¿Y, podríamos considerar que los ecologistas tienen en este asunto alguna responsabilidad?
Mientras tanto nosotros sí legislamos: Exigimos vacunaciones obligatorias para evitar enfermedades tropicales y controles sanitarios para impedir que accedan los enfermos y nos contagien. Zonas de riesgo: casi nada, América del Sur, África, el subcontinente Indio, Asia y el Pacífico del Sur.
frid
9/05/2006
Malaria. África ¿un continente saludable?
Publicado por frid en 12:42 p. m.
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2 comentarios:
Traslado esta consideración de fernando, que comparto con él y de una tertulia en la que ambos disfrutamos:
El otro día tuve la suerte de participar en una tertulia organizada por el Foro de Fomento y Empresa en Aragón, dirigida por el Sr. Enrique Urbina, experto en medio ambiente. A la tertulia, asistimos un grupo de empresarios, profesionales, y algunas personalidades relacionadas con temas de medio ambiente en general. La tertulia resultó muy amena e instructiva y se prolongó por espacio de casi dos horas. Tan corto se nos hizo, y tantos temas se quedaron en el tintero, que estamos pensando en convocar otra tertulia con el mismo tema y ponente.
En dicha tertulia se trataron bastantes temas, algunos de ellos muy de actualidad, como la rentabilidad de las plantas desaladoras, la política de embalses, el futuro de las energías renovables (proyectos de plantas de biomasa, por ejemplo), la capa de ozono, las políticas de ahorro energéticas, el futuro del petróleo, sus posibles alternativas, el futuro de los coches de hidrógeno...
Entre otras muchas cosas, y entre otros datos técnicos, a mí se me quedó grabada esta frase: "el centro de toda política medioambiental debe ser el ser humano". Me parece importante resaltar esta frase para no perdernos en algunos debates exagerados provocados por radicales ecologistas.
Completamente de acuerdo con lo que dices.
Ya ves hoy se puede elevar al rango de persona a un monito o chimpancé y protegerlo frente a investigaciones médicas y en cambio no se tiene empacho en manipular,inevestigar,violar,matar y desechar vidas humanas en estado de embrión.
Estos ecologistas son como las sandías, verdes por fuera y rojos por dentro.
Por cierto, y salvando las distancias, a mi me produce los mismos síntomas escuchar a zp que la malaria...
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