7.1.2008. Blog de Hombres y Ratones
Por: Fernando Ínigo
Durante la presentación en la Casa Blanca de la secuencia del ADN humano, el entonces presidente americano Clinton declaró lo siguiente: "Hoy estamos aprendiendo el lenguaje con el que Dios creó la vida. Estamos llenándonos aún más de asombro por la complejidad, la belleza y la maravilla del más divino y sagrado regalo de Dios".
Desde mi trinchera liberal: Cuando la ciencia es dogma. Al científico responsable del Proyecto Internacional Genoma humano, que tras años de arduo trabajo había conseguido la secuencialización del Genoma humano, Francis Collins, no sólo le pareció bien esta declaración de Clinton, sino que aún la embelleció: "Es un día feliz para el mundo. Me llena de humildad, de sobrecogimiento, el darme cuenta que hemos echado el primer vistazo a nuestro propio libro de instrucciones, que previamente sólo Dios conocía". Algunos sectores científicos y políticos, se esfuerzan en delimitar los campos entre la ciencia y la fe como excluyentes, cuando no aluden expresamente al ateísmo militante. Es el caso, por ejemplo, del científico Richard Dawkins, cuando declara: "La fe es una gran evasión, una gran excusa para evadir la necesidad de pensar y evaluar la evidencia. La fe es creer a pesar de la falta de evidencia, o quizá debido a la falta de ella...la fe, siendo una creencia que no se basa en la evidencia, es el principal vicio de cualquier religión". La postura de Dawkins es tan tajante, tan irreflexiva, tan embadurnada de fanatismo, que llega al punto de no asistir a debates en los que estén presentes científicos creyentes. Sin embargo, Dawkins olvida una cosa. La mayor parte de la física teórica de los últimos 30 años se basan en supuestas teorías desprovistas de evidencia científica. El propio párrafo que Dawkins presenta para revolverse contra la religión, lo podría llevar al campo de la física, donde hoy por hoy, hay mucho más dogma que experimentación. Mucha más conjetura, que base empírica. Y con un matiz decisivo: la fe es parte integral de la religión, mientras que en cuestiones de ciencia, la fe se convierte en vicio. La fe en creencias científicas se convierte en vicio. No es aceptable. Lo propio de la ciencia es la demostración, y no elegantes hipótesis de atractivo envoltorio. Tomemos por ejemplo el caso de la llamativa Teoría de las Supercuerdas. Una teoría que podía ser denominada de la Gran unificación, pues uniría lo grande y lo pequeño, la gravedad y las particulas elementales, mediante la audaz idea de que el mundo contiene muchas más dimensiones que todavía no hemos visto, ni descubierto, y muchas más partículas de las que conocemos. ¿Y dónde queda esto? ¿En el ámbito de la certeza? ¿En la solidez de una teoría comprobada, y bien armada? ¿En una teoría de formulación finita? No. Más bien, en el terreno de la especulación, la conjetura, y el deseo. No hay base, y esto implica una adhesión a ciegas. Y sin embargo, es una teoría inexcusable para el mundo académico. Muchos físicos, que no creen en la teoría, se ven obligados a trabajar en ella si quieren conseguir cátedra, al menos en Estados Unidos. Una uniformidad científica que va contra la propia esencia de la ciencia y su dignidad. Posted by finig
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