1/14/2008

Las limitaciones de la teoría del Big Bang

14.1.2008. En Aragón Liberal

Siguiendo el debate sobre el big bang. A lo que se puede llegar o no con esa teoría. Por Rafael Ariza.


Por: Redactor

La teoría del Big Bang, lo que se conoce como el modelo standard, no lleva necesariamente a la demostración de la existencia de Dios. Para empezar el Big Bang es sólo una teoría, o dicho de otra manera la mejor de las hipótesis de que disponemos a día de hoy, pero nada más...


Comentando a Fernando Ínigo en su articulo sobre el big bang... y lo que puede dar de sí una teoría.


 


La conocida cita de Jastrow, que encabeza el artículo, ciertamente es ingeniosa, incluso sugerente, pero cuidado que puede ser interpretada, y me temo que se hace en el artículo, de forma un tanto sugestiva. Decir que cuando la ciencia se encaramó al más alto pico de conocimiento allí estaban los teólogos, es admisible, pero decir que "Dios estaba allí", es dar un salto en el vacío, es pretender recorrer de un solo tranco un abismo, cuya distancia, como mínimo cercana al infinito, hay que recorrer pasito a pasito. 


      La teoría del Big Bang, lo que se conoce como el modelo standard, no lleva necesariamente a la demostración de la existencia de Dios. Para empezar el Big Bang es sólo una teoría, o dicho de otra manera la mejor de las hipótesis de que disponemos a día de hoy, pero nada más. Para continuar, aun dando por válido el modelo que es lo máximo que podemos afirmar hoy, en él Dios ni falta ni sobra. No es necesario "a fortiori", ni tampoco es prescindible "a fortiori".  Lo que sí podemos afirmar, corriendo el menor riesgo posible de equivocarnos, es que frente al absurdo de un origen "ex nihilo", de la nada, del Cosmos (el Universo es otra cosa de la que no conocemos prácticamente nada), es razonable pensar que a la existencia en la que nos encontramos debió preceder otra forma de existencia. Lógicamente una existencia no caracterizada por las condiciones espacio-tiempo. Pero hasta ahí. Ponerle nombre (y menudo nombre) a esa forma de existencia y además atribuirle un acto de voluntad llamado creación, y todo ello apoyándonos en la teoría del Big Bang, no es sólo mezclar churras con merinas, ni es sólo especulación, es cometer un error gravísimo de fatales consecuencias. El error de recurrir al Dios "tapa agujeros". Cuando algo no lo podemos explicar se lo atribuimos a Dios, es el peor camino posible, la historia lo ha demostrado demasiadas veces. Tarde o temprano la ciencia conseguirá resolver el enigma y nos obligará a retirara a nuestro Dios "tapa agujeros" un pasito más atrás.  


      El camino es otro, consistiría en preguntar a aquellos teólogos que los científicos encontraron en la cima del conocimiento por qué camino han llegado ellos hasta allí.  


      Si queremos encontrar, y reconozco que es una necesidad humana insoslayable, una razonada y razonable convergencia entre religión y ciencia, y siendo aún más audaces pretendemos afirmar que deberían ser, porque en el fondo lo son, la misma cosa, la misma búsqueda, no sería un mal camino el que iniciaron las intuiciones geniales de Theilard de Chardin. La evolución como cristificación. La historia de la existencia no como anodina historia del anodino tiempo de S. Hawking, sino como encarnación progresiva e imparable de la realidad plena, para decirlo muy aséptica y modestamente. Tal vez el Alfa se escape a nuestra capacidad de conocimiento actual, y el Big Bang desde luego no nos ilumina en nada, pero el Omega podemos verlo generándose cada día, y cada día más. Es un camino, que es ciencia y religión a la vez. Es razonado y razonable. Es un buen camino.

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