Las recientes inundaciones en la cuenca del Ebro han vuelto a poner sobre la mesa el tema del trasvase. Pero conviene hacer dos puntualizaciones.
Desde el punto de vista de la disponibilidad de agua, el trasvase siempre ha sido posible, con crecidas o sin ellas, porque en un año normal salen de Aragón doce veces más caudales que los propuestos para el trasvase.
El que se haga el trasvase no nos perjudica, ni el que deje de hacerse nos beneficia, porque ni necesitamos esa agua ni podríamos emplearla. Necesitamos la de la Reserva Hidráulica (Pacto del Agua de Aragón), y esa la hizo desaparecer Zapatero del Plan Hidrológico por exigencia de Esquerra Republicana, algo que sorprendentemente olvidamos o sobre lo que no se nos informó. Y una segunda puntualización: nunca se hará un canal capaz de trasvasar una avenida del Ebro. Es imposible. El agua de las avenidas irá a parar al mar siempre.
Otra cosa es que en Levante deban acometer sus propias obras de regulación y embalses para que se les pueda trasvasar agua en invierno y primavera, cuando sobra. Entonces sí.
Carmelo Lafuente
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