4/29/2007

¿Son competitivos los biocarburantes?

Energías sostenibles. ¿Son competitivos los biocarburantes?


En Brasil el alcohol derivado de la caña y en América del Norte el derivado del maiz son competitivos. Hay masa crítica, lo que todavía no pasa en Europa. Sin embargo sólo ellos no son la solución a la reducción de la emisión del CO2.

 

 

En la práctica, para que los biocombustibles puedan sustituir a los fósiles, hace falta que sean competitivos. En Brasil, el etanol lo es, sin subvenciones, porque gracias a las plantaciones de caña su costo de producción es de unos 0,20 euros por litro. En Estados Unidos, el alcohol de maíz (0,30 euros por litro) es competitivo con la gasolina si el barril de crudo está a 50 dólares o más (como sucede desde mayo del año pasado). Pero en la Unión Europea fabricar un litro de etanol a partir de remolacha o trigo cuesta medio euro, de modo que el umbral está en torno a los 70 dólares por barril de petróleo. También el biodiésel necesita, para sacar ventaja al gasóleo, que el barril esté a ese precio o poco menos.

 

Pero aun con el petróleo caro, este año el biodiésel viene costando al consumidor europeo solo unos 10-15 céntimos menos por litro que el gasóleo (en Estados Unidos cuesta casi lo mismo), mientras que a la hacienda pública le sale por 30-50 céntimos/litro -según los países- en exenciones de impuestos. En cuanto al E85 europeo, la diferencia de precio en el surtidor, con las subvenciones actuales, solo compensa el gasto adicional por el menor poder energético.

 

Saldría más barato importar etanol de Brasil; pero contra esa solución están la aspiración a no depender tanto de carburante extranjero y los intereses de los agricultores nacionales. Teniendo en cuenta las posibilidades de producción de biocarburantes que tiene América del Sur, sin duda acabaremos importando productos no sólo de Brasil sino también de Argentina, Colombia, etc. Pero sin duda es conveniente que cada país europeo explore sus posibilidades.

 

De modo que tanto la Unión Europea como Estados Unidos imponen aranceles que hacen al alcohol brasileño tan caro como el hecho en casa.

 

Sin embargo, el libre comercio de biocombustibles podría contribuir mucho a que fueran competitivos y se popularizaran, a la vez que constituiría una oportunidad para bastantes países en desarrollo donde el clima tropical y la mano de obra barata permiten producir a bajo costo. Basta pensar que en Brasil se saca cinco veces más etanol por hectárea cultivada que en Europa.

 

Cerca de la masa crítica

 

De momento, los biocombustibles solo suponen en torno a un 3% del consumo total de carburantes. Ni siquiera en Brasil se alcanza mayor proporción, pese a la gran difusión del etanol para coches, porque pocos camiones usan biodiésel. Pero el consumo de biocombustibles parece ya cercano a alcanzar la masa crítica que le permita consolidarse, resistir las bajadas del precio del petróleo y acabar no necesitando subvenciones. Según Bush (cfr. entrevista en The Wall Street Journal, 29-09-2006), los biocombustibles son, junto con futuros automóviles híbridos que puedan recorrer al menos 40 millas con propulsión eléctrica, una etapa necesaria de su plan energético hasta que lleguen los motores de hidrógeno.

 

Pero los biocombustibles son la posibilidad más barata de las tres (explosión con biocarburantes, eléctrica y hidrógeno), y no exigen cambiar de coche (solo, a lo sumo, de filtros o sistema de inyección), de modo que tal vez no haga falta pasar a otra etapa en mucho tiempo. Esperemos, pues sería una importante salida para la agricultura, principalmente en aquellos países, como el nuestro, donde lleva años sumida en una profunda depresión. En los mismo países la ganadería habrá de buscar otras fuentes de alimentación, no obstante, la obtención de los biocarburantes genera una gran cantidad de bagazos y otros subproductos capaces de ser asimilados en alimentación animal.

 

 Jesús Domingo Martínez

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