10/20/2009

¿Por qué pasan hambre?

Se dispone de los conocimientos técnicos necesarios para luchar contra el hambre. Gracias a la investigación y la inversión económica de los países ricos, existe la tecnología suficiente para acabar con el hambre en el mundo, pero lo que no existe es la voluntad política, es la conclusión a la que se llega después de leer un comunicado de prensa del COI Agrónomos de Centro y Canarias.

 

 

El hecho es que la sexta parte de la humanidad, es decir, más de mil millones de personas, pasan hambre. La gran mayoría de ellos, el 70%, según datos de la FAO, son pequeños agricultores. La actual crisis económica ha empeorado considerablemente la situación en los países pobres y por eso, ya es hora que de una vez por todas dejemos de mirar para otro lado.

 

Desde el punto de vista técnico, no necesitamos cultivar más superficie, sino hacer más productiva la tierra que ya se cultiva, esto ya lo he manifestado en otras ocasiones. En los países ricos hemos creado técnicas que nos permiten cultivar en zonas o en suelos donde nunca antes había sido posible, hemos desarrollado semillas y cultivos más resistentes a enfermedades, hemos inventado nuevas herramientas que hacen el trabajo más sencillo, productivo y rentable. El resultado es una agricultura y una industria alimentaria de calidad y capaz de producir en cantidades necesarias para alimentar a millones de personas. Por lo tanto, tenemos las herramientas necesarias; sólo falta la voluntad de llevarlas a los países pobres.

 

La clave no sólo está en la ayuda económica, que también es importante, sino, y sobre todo, en facilitar a las poblaciones el acceso a la formación agronómica necesaria (técnicas de riego o de rotación de cultivos, uso eficaz de fertilizantes o conservación del medio ambiente, entre muchas otras); a la maquinaria, a las nuevas semillas, a las modernas herramientas agrícolas, etc. Todo ello, con el respaldo de los gobiernos y la comunidad internacional. De esta forma, mejoraría la productividad agrícola de las explotaciones y los medios de vida, así como la seguridad alimentaria de las comunidades rurales pobres.

 

Podemos añadir que se ha de dejar a los agricultores de los países en desarrollo que cultiven lo que saben cultivar y para cubrir las necesidades de su país, que se les compre los alimentos que les sobran, no los que ellos necesitan pero que les compramos y con el poco dinero que les damos no han de pagar la tecnología, muchas veces innecesaria, que les vendemos. ¿No les parece que empieza a ser hora de dejar de hacer el hipócrita con los países pobres?

 

 

JDM

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