9/05/2007

Ecología y virtudes humanas.

Ecología y virtudes humanas y cristianas.

 

 

El otro día colgué en mi blog de medio ambiente un magnífico artículo de Patricia, que espero lo ponga también en el suyo, sobre el Papa Benedicto XVI y la ecología. Se trata del encuentro ecológico y cristiano con los jóvenes en Loreto del domingo pasado y que ha tratado magníficamente la prensa, al menos el Heraldo de Aragón, el Mundo, la Razón, la Gaceta y el ABC... Y no es para menos. Es atrayente la figura de un Papa "ecologista".

 

Y he considerado necesario recordar que la correcta visión ecológica tiene bastante que ver con el humanismo cristiano, y, por tanto, con la linea editorial de Aragón Liberal. Al fin y al cabo la "solidaridad" con las generaciones futuras es una manera particular de vivir la virtud de la prudencia: una prudencia personal enfocada a los hombres del mañana con los que tenemos también un compromiso de justicia.

 

Justicia con los hombres que no son pero que serán para dejarles el mundo en condiciones de habitabilidad. Prudencia para no derrochar aquello de lo que no somos dueños sino meros administradores. Templanza en el uso de los bienes de la tierra. Fortaleza para saber acometer la empresa ardua de proteger nuestro planeta, de aplicar nuevas tecnologías, de asumir compromisos internacionales y, también, para resistir los "cantos de sirena" de la solución más fácil: eliminar seres humanos. Porque esa solución, la que sostienen los brutos grupos ecologistas con raíces dialécticas, la que habla del hombre como principal "depredador" de la naturaleza, es maniquea y desenfocada. ¡Cuidamos la tierra para el hombre, no contra el hombre!

 

Esa visión de Ecología virtuosa entronca de lleno con el cristianismo... y entronca también con el mensaje de la caridad cristiana: superar el mero ámbito de la justicia para adquirir compromisos solidarios más generosos, para dedicar nuestro tiempo de modo voluntario a tareas que faciliten la mejora ambiental... incluso a recoger papeles que encontramos en el monte y ha tirado "otro". Pero también con las virtudes de la fe y de la esperanza se adquiere ese compromiso con optimismo. Dios es un Padre que vela por nosotros y además ha creado al hombre con capacidad para resolver múltiples problemas complejos. y , ¿por qué no? también el del "posible calentamiento global". Confiamos en el hombre porque confiamos en Dios que lo creó.

 

Y así, entiendo, que la ecología tiene raíces profundas en la esencia de lo que es el hombre y es fácilmente asumible como una parte de los compromisos de un católico.

 

frid

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