9/09/2007

El precio de la leche

Un diario escrito, de gran prestigio en Cataluña (diario de Gerona), subtitulaba: "La presión sobre los precios del creciente consumo de leche y sus derivados en países como China, India o Rusia se suma en Europa al abandono de granjas (por la rigidez de las cuotas, vigentes hasta el 2015), el incremento del coste de los piensos por la demanda de biocombustibles y el rebote de la fiebre aftosa", un estudio sobre las causas del aumento del precio de la leche y sus derivados.

Analizando el subtitular y el artículo completo, no hace falta ser un especialista para darse cuenta que esta es la visión de la FENIL (Federación Nacional de Industrias Lácteas), diferente, sin duda, de la que tienen las asociaciones de productores como PROLEC, que son los que llevan años vendiendo la leche por debajo de costos de producción, verdadera causa del abandono.

No obstante, es un hecho que en el mercado mundial los aumentos de los precios son notables. Desde hace un año, la cotización de la tonelada de leche en polvo ha subido un 80 % y el de la mantequilla industrial un 50 %, con lo que alcanzaron niveles record. Ahora bien, hace sólo cuatro meses que FENIL, coincidiendo con el inicio de la primavera, bajó los precios a los productores, cuando los precios estaban subiendo en todo el mundo, la excusa era que como comenzaba la primavera las vacas producirían más, sin duda todo un despropósito.

Las previsiones son que en septiembre y/o octubre, el consumidor tenga que pagar alrededor de un euro por un litro de leche. ¿Preocupante? Si, teniendo en cuenta que en agosto se ha pagado 70 céntimos, el incremento supone un aumento del 40 %. En este contexto habrá que considerar que cuando aún estábamos en la peseta, hace seis años, un litro de leche costaba entre 90 y 100 pesetas (70 céntimos), aproximadamente lo mismo que un litro de gasolina. El precio que han cobrado los productores españoles desde la entrada en la Unión Europea es prácticamente igual, en términos absolutos, al que cobraban hace solo dos meses, no es de extrañar que la mayor parte haya decidido dedicarse a otras actividades. El articulista del estudio citado al inicio del nuestro artículo cita, muy bien: "tal vez convenga reflexionar sobre lo que dejo escrito Samuel Butler 'No conozco ninguna excepción a esta regla, es menos costoso comprar leche que tener una vaca'".

Entrando en le tema, sobre las causas de esta escalada de precios, hay que buscarlas, según FENIL, en primer lugar, en las cotizaciones en origen. Seguro que se olvidan de otras que son las que han provocado estas. El problema es que la demanda es mayor que la oferta. Mientras la demanda mundial de leche no para de crecer impulsada por el aumento del consumo en países como China y India, la oferta ha disminuido por la grave sequía que sufren desde hace tiempo Australia y Nueva Zelanda, no olvidemos que son dos de los principales exportadores mundiales de leche, especialmente Nueva Zelanda que tenía unos bajos costos de producción debido al sistema de alimentación a base de pastoreo. También y para nosotros más importante, porque en los últimos años casi ningún país europeo, motivado por el continuo abandono y los bajos precios de la leche, ha superado la cuota de producción de leche que tienen asignada, esto ha provocado, en primer lugar, la reducción de los stocs de leche en polvo y de mantequilla, y ahora de leche fresca.

Algunos añoran ahora, tal vez sin darse cuenta que son ellos los que lo han provocado, aquellos años en los que en Europa se hablaba de las ya famosas montañas de mantequilla que administraba la Comisión Europea. "Ahora Europa no llega ni a cubrir su demanda interna. La producción europea de leche de la campaña 2006-2007 ha sido la más baja de los últimos quince años con unos 126.000 millones de litros" concluía el articulista.

Sin duda esto es un fruto de la presión que sobre las subvenciones a la agricultura europea están ejerciendo tanto en círculos neoliberales como en altermundistas. La globalización tiene estas cosas y, pienso que, un país que se preste no puede dejar en manos de terceros, por motivos económicos, la producción de alimentos esenciales para su ciudadanía. Creo que "aquellos lodos, presiones, traen estos barros". Después de 20 años, es hora de que los vaqueros empiecen a resarcirse de las continuas pérdidas sufridas durante el período. Es una lástima que muchos buenos vaqueros, que se han quedado por el camino, no volverán aunque los nuevos precios sean tentadores, pues se requiere una infraestructura difícil de volver a montar.

Jesús Domingo Martínez

0 comentarios: