El éxito de Brasil en el desarrollo de etanol, un energético a base de caña de azúcar, lo ha llevado a incursionar en un nuevo producto: el biodiesel.
Desde hace cuatro años, compañías nacionales y extranjeras han establecido plantas productoras como una en Iraquara, Salvador de Bahía, que ha contribuido a mejorar los ingresos de los agricultores.
Esta planta genera biodiesel a partir de semillas de ricino. Los campesinos de la zona acostumbrados a padecer para vender su producción, ahora tienen un comprador cautivo.
Para alentar su producción, Brasil ha comenzado a combinarlo con diesel convencional. Por ahora, se vende una mezcla con 2% de biodiesel, pero para finales de año se estima que la proporción será de 5%.
Sin embargo, críticos de estas acciones consideran que el biodiesel no representa tantos beneficios ambientales como el etanol, ya que las semillas de soja o la grasa de animal y vegetal son menos rentables para producir combustible. Además, los costos de producción son altos y sólo las grandes compañías pueden acceder a generar biodiesel.
Por otra parte, hoy el ricino, planta medicinal en otros tiempos, no tiene una utilidad económica ni alimentaria, si de el se puede obtener Biodiésel, pienso que es bueno, por tanto que sea bienvenido.
JD Mez Madrid
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