Según una nota de Unizar: "Un laboratorio aragonés logra la patente mundial en perdiz roja".
El Laboratorio de Citogenética y Genética Molecular de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza se ha convertido en el centro mundial de referencia para certificar la autenticidad genética y sanitaria de la perdiz roja. Esta especie, considerada como un tesoro genético de la Península Ibérica es, por sus características, su velocidad de vuelo y su capacidad para realizar quiebros en el aire, uno de los trofeos más apreciados y un reto singular para los dos millones de cazadores que existen en España.
Tras dos décadas de trabajo, el grupo de investigación que coordina María Victoria Arruga, directora de este laboratorio, ha obtenido la patente europea para un método de certificación mediante marcadores genéticos, capaces de detectar si las perdices rojas son auténticas o presentan hibridaciones. El procedimiento desarrollado es muy eficaz y pionero, sólo precisa de una gota de sangre que se coloca en una tarjeta con características determinadas, o bien una o dos plumas de cada ejemplar, y no requiere ningún mantenimiento complejo ni tan siquiera una refrigeración especial.
Este método de identificación de híbridos en la perdiz roja fue patentado en España por el Laboratorio de Zaragoza en el 2005. "Y es ahora, cuando se ha conseguido la patente europea, concedida por la Oficina Europea de Patentes Industriales. Esto nos ha convertido en el laboratorio de referencia para emitir los certificados de autenticidad para granjas productoras, cotos y zona cinegéticas donde habitualmente se sueltan las perdices rojas para su caza posterior", asegura María Victoria Arruga. Precisamente, en este momento se mantienen las conversaciones con la Federación Española de Caza para la adquisición de la licencia de esta patente para que pueda ser utilizada por otros laboratorios tanto españoles como europeos.
Y es que la demanda de la perdiz roja en España, Portugal y Francia ha sido tan elevada históricamente que se le ha sometido a numerosas hibridaciones o cruces con otras especies de perdiz, con mayor adaptación a la cría en cautividad y por consiguiente con una mayor producción como tiene la perdiz chukar. Paralelamente, en las dos últimas décadas han proliferado el número de centros de producción y granjas familiares, sobre todo en el norte de España y sur de Francia.
Aragón se ha convertido asimismo en una de las comunidades autónomas con mayor volumen de producción, que exporta a los cotos de caza del centro y sur de España, especialmente a comunidades con tradición cinegética, como Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía. "En estas regiones son habituales los denominados ojeos, en los que se produce una suelta masiva de perdices rojas, que son blanco de los cazadores, fijos en un lugar. Esta práctica atrae a cazadores que llegan de toda Europa".
En España, la caza es un recurso económico de primera magnitud, esencial en la renta de varias comunidades autónomas y representa un sector importante del Producto Interior Bruto en nuestro país. Tan sólo hay que tener en cuenta que cada ejemplar de perdiz roja para su suelta tiene un coste en el mercado de 10 euros, y que España se ve obligada a importar parte de este producto.
Por ahora, el Gobierno de Aragón es pionero en analizar todos los centros reproductores y granjas de su territorio, y también en analizar y controlar las sueltas que se realizan en sus cotos, ya sean perdices rojas adquiridas en Aragón, como en otras comunidades autónomas o Francia. "En total, hemos analizado más de 50.000 perdices rojas desde el año 2003", recordó la investigadora Arruga.
La perdiz roja debe su nombre al color característico de su pico y sus patas. Tiene como característica principal "una gran velocidad y potencia de vuelo", además de un peso medio de 350-420 gramos y presenta un componente muy agreste que la convierte en un trofeo codiciado para los cazadores.
Con un vuelo rápido, potente, que arranca con un ángulo muy cerrado respecto al suelo, a la vez que presenta una capacidad asombrosa para realizar quiebros en el vuelo, su captura es muy difícil y los cazadores prefieren enfrentarse a esta especie, y no a otras híbridas, en las que existe una notable reducción de estas capacidades. Es además muy sensible y no está habituada al contacto humano. En las granjas sólo debe haber el mínimo de presencia humana.
De cada cruce en cautividad se consiguen alrededor de 30 huevos, frente a los 60 que se logran cuando se ha hibridado con la perdiz chukar. Cuando alcanza el año y medio ya se considera adulta. En las sueltas para la caza, la ley solo permite la utilización de perdices rojas auténticas. Y puede llegar a vivir una media de siete años, alimentándose de invertebrados, flores, semillas, cereales y brotes de plantas.
JDM
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