Aunque la idea de comer insectos pueda parecer inusual o incluso poco apetecible para algunos, el consumo humano de insectos es una realidad muy común hoy en día en muchas partes del mundo. Al menos 527 insectos diferentes son consumidos en 36 países de África; al igual que en 29 países de Asia y 23 en América.
En Tailandia se ha producido el debate sobre el aporte de los insectos forestales a la dieta. Y es que con más de 1.400 especies de animales que los seres humanos consumen en el planeta, el mundo de los insectos ofrece grandes posibilidades a nivel nutricional y comercial. Un seminario organizado por la FAO debatió el potencial de desarrollo de este sector en la región de Asia-Pacífico.
Fuente de proteínas, vitaminas y minerales
Pienso que es necesario recordar que la mayor parte de los insectos comestibles se obtienen de los bosques naturales. Aunque los insectos representan una gran parte de la biodiversidad de los bosques, son los menos estudiados de toda la fauna. "Sorprendentemente, se sabe muy poco acerca de los ciclos biológicos, la dinámica de población, y el potencial comercial y de gestión de gran parte de los insectos forestales comestibles", señaló Patrick Durst, Oficial Superior Forestal de la FAO, en el congreso anteriormente citado.
"Entre los responsables de gestión forestal, hay muy poco conocimiento o apreciación del potencial para gestionar y cosechar los insectos de forma sostenible", según Durst. "Por otro lado -añadió-, la población tradicional de los bosques y la que depende de los mismos a menudo posee un conocimiento notable de los insectos y su gestión."
En algunas zonas, los insectos se consumen de forma ocasional como "alimento de emergencia" para evitar la inanición. Pero en la mayoría de las regiones en las que los insectos se utilizan con fines alimentarios, forman parte habitualmente de la dieta y son considerados un manjar, por algo empiezan a ponerse de moda como aperitivo en algunos de nuestros restaurantes. En Tailandia, donde se celebró el curso, se consumen casi 200 tipos diferentes de especies, muchas de las cuales son altamente demandas como deliciosos tentempiés y alimentos sabrosos. Es frecuente ver a vendedores de estos insectos por todo el país y en la capital, Bangkok, dicen los que han visitado la ciudad.
Tradicionalmente, los seres humanos nos hemos beneficiado de los insectos, especialmente en Europa y Asia, sobre todo para la producción de miel, cera y seda, como una fuente para obtener tintes y, en algunas culturas, por su uso como alimentos y medicinas.
Dondequiera que los insectos han sido parte de la dieta humana, éstos se han obtenido en su hábitat silvestre, con la mayoría de los recolectores centrándose en larvas y pupas, las formas más habituales de consumir insectos. La pauta habitual es que se procesen y cocinen de forma sencilla, y sólo se necesita una mínima gestión forestal para explotar este recurso.
langostas
Potencial comercial
Además de su valor nutricional, muchos expertos ven en los insectos comestibles un gran potencial para suministrar ingresos y empleos a la población rural que captura, cría, trata, transporta y comercializa los insectos.
Este potencial puede aumentarse mediante la promoción y la adopción de los estándares de la moderna tecnología alimentaria para los insectos comestibles que se venden vivos, desecados, ahumados, asados o en cualquier otra forma. Sin embargo, se tiene que tener cuidado para asegurar que los insectos sean higiénicamente inocuos para el consumo humano y no contengan cantidades excesivas de residuos químicos, como insecticidas.
Según Durst, "existen oportunidades de mejora en el envasado y la comercialización para conseguir que los insectos comestibles resulten más atractivos a los compradores tradicionales y ampliar así el mercado a nuevos consumidores, especialmente en las zonas urbanas".
Perdone el lector, acostumbrado a artículos más técnicos y políticos, este atrevimiento, pero pienso que esto también hace relación al mundo rural y, por tanto, es conveniente reconocer el potencial que hay en nuestros bosques, quien sabe si algún día. Los alumnos de ESO del centro donde soy profesor crían grillos para alimentar a los camaleones que tienen en observación y experimentación.
Jesús Domingo Martínez
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