"Agua y desarrollo sostenible" era el título el Pabellón que la Santa Sede mantuvo en la Expo de Zaragoza del verano pasado. La Iglesia pretendía reflexionar y hacer reflexionar sobre el agua como fuente de la vida, un bien escaso que debe estar al servicio de todos y que debe utilizarse con criterios de justicia y solidaridad. Y es que la importancia que la Iglesia da a la reflexión sobre el agua tiene que ver además con la dimensión espiritual, dado que es un signo eficaz de purificación y de nueva vida. El agua es portadora de vida, y a través de ella estamos invitados a compartir la propia vida de Cristo, que nos libera de cuanto nos impide pensar en los demás, y nos impulsa a formar la única familia humana.
Jesús Martínez Madrid
Leer más aquí: Presentadas las conclusiones del Congreso de Ecología organizado por la Santa Sede en la pasada Expo
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