Los agricultores y ganaderos europeos tomaron las calles de Luxemburgo para denunciar la precaria situación en la que se encuentra el sector y la falta de soluciones de una Unión Europea (UE) que en los últimos años se ha dedicado a recortar fondos y ofrecer mejores condiciones de entrada a las importaciones de no pocos alimentos.
Las organizaciones convocantes han puesto el énfasis en las graves circunstancias en las que están inmersos subsectores como el lácteo, cárnico, hortofrutícola, oleícola y ovino en particular, aunque la crisis está haciendo mella en todo el agro comunitario, que asiste impotente a una fuerte caída de los precios en origen y un alza desmedida de los costes.
La propia ministra española del ramo, Elena Espinosa, ha reconocido la incapacidad de los gobiernos y la propia Unión Europea para dar respuesta a la grave crisis agraria y la necesidad de nuevas e importantes medidas para evitar el abandono de una actividad que no está siendo precisamente rentable, apuntando especialmente a nuevas intervenciones o al reparto gratuito de algunos alimentos en los colegios.
Pero este tipo de actuaciones son cortoplacistas y tan solo supondrían un pequeño parche para dar un mínimo respiro al sector, no bucea en las causas reales de la crisis agraria ni, por tanto, ofrece respuestas a medio y largo plazo. El campo no quiere ayudas puntuales para salvar una coyuntura sino soluciones a sus graves problemas estructurales. No sé si es que no saben, no pueden o no quieren buscar soluciones pero si estas no llegan, a medio plazo, el sector puede desaparecer como tal.
Xus D Madrid
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