6/06/2009

La agricultura y el voto europeo


Nos jugamos algo más que un voto

 

 

Pienso que es claramente criticable que los políticos sólo se acuerden de la agricultura y la ganadería en las elecciones.

 

En la recta final de la campaña a las elecciones europeas cabe considerar que los partidos políticos hacen apología del sector agrario mientras la realidad es un desentendimiento total del campo en uno de los momentos más críticos de su historia.

 

Mientras las exportaciones de la industria agroalimentaria han aumentado durante el 2008, los productores registran pérdidas que hacen temblar los cimientos de sus explotaciones. Existe pues un evidente desequilibrio en el sistema de comercialización donde los únicos perjudicados son los agricultores y ganaderos. Se ha reiterado en numerosas ocasiones la necesidad de modificar tajantemente el proceso de comercialización, pues el actual sistema ha quedado obsoleto completamente, mientras tanto, los políticos a lo suyo.

 

El principal instrumento con el que cuentan los agricultores para hacer frente al sistema de comercialización es el de las cooperativas. Para ello se ha de hacer fuerte apuesta por ellas. Los agricultores son los dueños de las cooperativas y necesitan del apoyo de la administración para convertirse en fuertes entidades dirigidas por un sector profesionalizado que abran nuevos mercados a los productos alimentarios.

 

Las Administraciones -regional y nacional- deben poner los instrumentos y los medios para conseguir que los agricultores y ganaderos mantengan la renta y al mismo tiempo se potencie la imagen de los alimentos en mercados internacionales a través de un verdadero Plan de Promoción, como así han solicitado en numerosas ocasiones algunas Organizaciones Agrarias.

 

Así pues, además de aumentar la competitividad y mejorar la comercialización de nuestros alimentos, es necesario que el Gobierno proteja en la frontera los productos más sensibles y se controlen las importaciones irregulares a través de aranceles disuasorios y contingentes. Las producciones importadas de terceros países deben cumplir las mismas normas y protocolos que se exigen a las producciones comunitarias en cuanto a trazabilidad, seguridad alimentaria, bienestar animal, etc.

 

Los turbios procesos de mercado nacionales y las importaciones internacionales han llenado la cadena de comercialización de prácticas de competencia irregulares. Por ello de puede y se debe exigir a las Comisiones Regionales de la Competencia que agilicen las investigaciones para terminar de una vez por todas con este tipo de comportamientos.

 

También se reitera la necesidad de la implantación de un Doble Etiquetado y de una Ley de Márgenes Comerciales que frene las situaciones de abuso y promueva una mayor transparencia en el mercado.

 

Por último, al igual que los agricultores y ganaderos cuentan con una normativa sobre condicionalidad o buenas prácticas agrarias que deben cumplir si quieren recibir ciertas ayudas, la industria y la cadena de distribución deberían contar con pautas de buenas prácticas comerciales que regulen las relaciones entre los distintos eslabones de la cadena, desde el productor hasta el consumidor.

 

Creo que es la hora de exigir que la clase política deje de distraer la atención de la opinión pública con un debate mediático que utiliza los males del campo para conseguir votos y se ponga a trabajar dura y eficazmente en la transformación radical del sistema comercializador de los productos agropecuarios. Pues con el mantenimiento o hundimiento de la agricultura nos jugamos más que un voto.

 

JDM


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