A partir de ahora a la ministra de medio ambiente Cristina Narbona le va a salir el vaso de agua que se toma en sus conferencias, ponencias y discursos más caro que un litro de aceite de oliva virgen.
Desde la entrada del Gobierno socialista en la presente legislatura, uno pensaba que ya lo había visto todo, pero como arte de la mejor prestidigitación, la ministra de medio ambiente nos saca de la chistera un nuevo truco que soluciona el reparto del agua: subir las tasas municipales para que no gastando haya más y de sobra. Creía que para ostentar la cartera de ministro, por lo menos se debía tener vergüenza, sensatez y en el peor de los casos un poco de solvencia técnica.
Pero ninguno de esos requisitos se agolpan en la insigne Narbona, ministra que lo fue también en legislaturas pasadas del gabinete de Felipe González, y que aún con todo parece no haber aprendido un ápice de gestionar uno de los recursos más importantes para la existencia humana.
Los socialistas de hoy, esos progres trasnochados que viven en residencias majestuosas y llevan siempre el bolsillo lleno y no precisamente de calderilla, los que hablan con demasiada palabrería pero no dan ejemplo alguno de humildad, son los que ahora nos gobiernan y además se creen que lo hacen bien. Entre ellos se encuentra Cristina Narbona que lejos de saber tramitar con inteligencia y soltura el recurso fundamental y vital del agua y de paliar la sequía que azota a gran parte de la geografía española, se le ocurre ahora la lúcida idea de recurrir a la vía impositiva y tributaria para subir a los ciudadanos el recibo del agua, como si no estuviéramos demasiado asfixiados ya por tantos impuestos.
Pero no nos engañemos. Si repasamos la historia, observaremos que la política socialista siempre se ha basado en la presión fiscal, eso sí enmascarada y edulcorada con mítines en los que los sociatas van sin corbata y chaqueta de pana, y las sociatas van de vaqueros y con el pelo suelto. No quieren crear pantanos ni recrecer los ya existentes, no quieren hacer trasvases, quieren pero no hacen las prometidas desaladoras que la ministra Narbona en su investidura pregonaba…solamente recurren a lo fácil, a lo vil, a subir los impuestos para reducir el consumo del agua.
El actual gobierno socialista y quienes les apoyan están faltos de ideas, siempre lo han estado, no saben gestionar sus carteras ministeriales, se rodean de técnicos que más que eso son amiguetes de barra de bar o de salón, y además pretende la ministra Narbona que los españoles olamos a sudor y por que no también a lágrimas, pues el espectáculo que nos ofrece con la reducción por día y persona a 60 litros no es para tirar cohetes.
Con todo, tendrá que dar cuantiosas explicaciones la ministra Narbona de esta resolución a los Centros residenciales de ancianos, a los hospitales, a los colegios con sus comedores y a las familias, en especial a las familias numerosas que habiendo tenido un trato de favor con gobiernos del PP, ahora a los socialistas no les importan nada con tal de tener sus espaldas cubiertas, anchas por cierto. Si lo estimado en el gasto diario del agua por persona es de 170 litros, ¿cómo se le ocurre a la ministra colocar establecer como umbral 60 litros por persona y día, y a partir de ahí subida impositiva que te crió? ¿hubiera sido más coherente reducirlo a 120, 130 o como mucho a 100? ¿porqué la cifra de 60 litros? ¿será que ella suda poco, en su despacho desde luego, y se cree ella misma patrón para el resto de España?
Concluimos diciendo que con esta medida impopulosa lo que va a generar Cristina Narbona en el seno de la sociedad va a ser la mugre, la desidia en la que España se convertira en un país hediondo y fétido. Que el agua sea un recurso escaso no es óbice para que su Ministerio tenga alternativas para que de forma solidaria y razonable alcance con un precio prudente a los usuarios. No puede la señora ministra jugar con la salubridad y con el decoro de las personas, y en el uso diario del agua va mucho de ello. No puede ser que el agua llegue a ser un asunto que perjudique el bienestar social y la pacífica convivencia de los ciudadanos.
Señora Narbona, si no sabe hacer las cosas como Dios manda, apéese, descanse, y deje a otros, a los del PP por ejemplo, trabajar para el pueblo pero con el pueblo, y usted dedíquese a tomar baños de leche como Cleopatra, porque los de agua si sigue en el ministerio que ahora regenta solamente serán para aquellas economías domésticas que o bien les importe poco el aseo o para aquellas que lo tiran todo dada su pingüe fortuna, es decir para una minoría. Por favor gobiernen para todos, pues en una democracia el interés general debe primar sobre la falta de compostura política. Hágame caso y recapacite, aún tiene tiempo de dimitir del gabinete Zapatero con algo de honra.
vicenbarbarroja.
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