10/24/2007

Sea anatema negar el "calentamiento global"

24.10.2007. Artículo de Aragón Liberal, publicado con permiso de su autor.



Por: Humberto Vadillo en la Benevolencia del Cervecero.

La izquierda ha tomado el calentamiento global como excusa perfecta para sus designios liberticidas. Conviene plantarles cara cuanto antes.



En un artículo recientemente publicado en El País en el que califica de "enemigos de la ciencia" a Libertad Digital, a la COPE y al Instituto Juan de Mariana el Director en España de Greenpeace, entidad sufragada con el dinero de todos los españoles encuentra el problema con meridiana exactitud.

Se dice en el artículo (las negritas son mías):


"Estas vinculaciones no sorprenden al director de Greenpeace, que destaca que existe además un trasfondo ideológico. "Los ecologistas somos para estos lobbies los nuevos comunistas del siglo XXI", explica "pues defendemos una explotación más racional de los recursos naturales y esto requiere más control de los Estados".


Exacto. Los nuevos comunistas. Yo no lo habría dicho mejor.

Para el "socialismo real" la libertad individual es algo nocivo y peligroso. Apelando a supuestos argumentos científicos cuya gelatinosa consistencia ha costado casi un siglo desmontar por completo y que aun perviven en más de un campus y en no pocas redacciones de periódico (hasta doscientos cincuenta fans de Guevara han aparecido en la de "El País" al limpiar) se "demostraba" que el capitalismo estaba condenado a la desaparición entre ferocísimas crisis que traerían miseria y destrucción sin precedentes a la humanidad. Para evitar tanta desdicha era preciso un ferreo control gubernamental sobre las vidas y haciendas de los ciudadadanos, convertidos en subditos por su propio bien.




Para el moderno ecologista la libertad individual sigue siendo algo nocivo y peligroso. Dejado a su albur el ciudadano consume más de lo que debe, destruye especies, contamina el aire y emponzoña las aguas. Para evitarlo es preciso un control constante por parte del Estado que dirá al hombre lo que debe consumir, cuándo y dónde. Basta con ver las últimas campañas ministeriales en televisión para ver por donde van los tiros.

En definitiva la misma cosa. Para evitar una elusiva catástrofe y en nombre de un incierto bien común situado más allá del horizonte es necesario coartar la libertad del hombre, hay que domeñar sus bajos instintos e innobles pasiones mediante un estado fuerte, sabio, centralizado y omnicomprensivo. Si los socialistas tradicionales querían controlar el sistema económico, pese a las sensatas advertencias de Hayek y Mises acerca de la imposibilidad del cálculo económico bajo el socialismo, los modernos ecologistas, han dado una nueva vuelta de tuerca a la fatal arrogancia y ahora pretenden controlar nada menos que el clima.


Para enviar a la policía del pensamiento (" !Veo muchos escépticos!") invocan los modernos ecologistas el "consenso científico" olvidando tres hechos fundamentales, en primer lugar que sobre el calentamiento global y sobre las decisiones a tomar dista de haber "consenso" como nos recuerda Victor Gago cfr. Declaración de Heidelberg , en segundo lugar que el "consenso científico" ya se ha producido antes (¿generación espontanea, anyone? ¿quién ha dicho "flogisto"?, ¿cuantos científicos desde Galton y durante todo el primer tercio del siglo pasado apoyaron la eugenesia?) por último olvidan que la ciencia jamás ha avanzado por "consenso" sino por "falsación".

Si todo lo anterior no fuera prueba bastante de que el ecologismo es el nuevo socialismo basta con examinar la reacción de la Derecha. De Ángela Merkel a Juan Costa. Han tomado ante el "ecolojetismo recalentado" la misma actitud que tomaron ante el socialismo: concederle entera legitimidad, reconocer su supuesta superioridad moral y empezar por darle 100000 metros de ventaja y un par de décadas de gracia.


Y Gore forrándose.

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