11/06/2007

¿Se acaban los burros? Por Jesús Domingo

Blog de opinión medioambiental 6.11.2007.Algunos agricultores y ganaderos, se esfuerzan por la conservación de l'especie "Equs asinus", hay al menos una asociación en Cataluña y otra en Castilla y León que yo conozco, compensando de esta manera el olvido y la ingratitud de otros, hacia el más antiguo y leal servidor del hombre. Si duda el lector se dará inmediata cuenta que estamos hablando del burro



burritos

Por: Jesús Domingo



¿Se acaban los burros?



 


Columela, en uno de los doce libros de agricultura, dice de él "este animal vil y común que la mayoría de los autores de las cosas del campo quieren que cuando se trata de comprar y mantener ganado de carga, sea lo que primero se procure de comprar, y no sin razón, porque se puede mantener aunque sea en un campo sin pastos, puesto que con algo de forraje, del tipo que sea, ya está contento, es capaz de alimentarse con hojas de árboles o con arbustos con espinas, con ramas de salce o con una haz de sarmientos. Con la paja, que es abundante en casi todos los países, incluso se engorda".



"Este animal, continua Columela, el mantenimiento del cual es tan poco costoso, se usa en muchísimos trabajos y muy precisos, mayores de los que corresponde a su valor, puesto que, no sólo rompe con un arado la tierra firme, como es el caso de Bética, sino que tira de los carros si estos no traen demasiado peso".
 


"El asno tarda más al perder las fuerzas que cualquier otro animal, puesto que resiste de manera extraordinaria el trabajo y el hambre, y no es propenso a sufrir enfermedades".



El mismo Columela asegura que "En todas casa de un buen labrador ha de haber el asno como el instrumento más necesario".
 


Como nos muestran las palabras de Columela, escritas hace dos milenios de años, el burro ha sido para el hombre su compañero de trabajo. Dócil, paciente, sumiso, frugal, adaptable..., y resistente a todas las adversidades, este animal ha sido, hasta hace poco, insustituible. Por esto en Cataluña se dice: "Joans, Joseps y asses hi ha per todas las cases"  -Juan, José y asno hay en todas las casas-.
 


Con fidelidad y eficacia, el burro ha prestado innumerables servicios –San José se valió de él para salvar a Jesús de las garras de Herodes, fue un borrico la cabalgadura con la que Jesús entró triunfante en Jerusalén- y ha sabido ganarse su mantenimiento: labrando, girando de la noria, transportando agua o granos, herramientas o personas, estuvo siempre a punto para el trabajo, de sol a sol. El arte, la literatura y, incluso, la religión, han ensalzado su buen carácter y sus servicios. JR Jiménez empieza su obra más importante diciendo "Platero es pequeño, peludo, suave, tan blando por fuera, que se diría es todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos azabaches de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro", obra por la que se hizo merecedor del Premio Nóbel de Literatura. El aragonés, San Josemaría Escrivá de Balaguer dice en su libro de espiritualidad más característico "¡Bendita perseverancia del burrito de noria! –Siempre al mismo paso. Siempre las mismas vueltas.- Un día y otro: todos iguales. Sin eso, no habría madurez en los frutos, ni lozanía en el huerto, ni tendría aromas el jardín. Lleva este pensamiento a tu vida interior". (Camino, 998).
 


A pesar de todas las cualidades del burro, las técnicas agrícolas y de transporte han cambiado de tal manera que aquel animal imprescindible se ha convertido en estorbo hasta el punto que se hacen necesarios esfuerzos internacionales para mantenerlo, al menos en este sentido he interpretado el titular: "España y Portugal se unen para difundir el buen manejo de burros en peligro de extinción"
 


Es así que nos preguntamos ¿Se acaban los burros? Parece que sí, que el "Equs asinus" se está acabando, (al menos, los de cuatro patas…). Con el fin de impedirlo los criadores del burro zamorano-leonés y del burro mirandés, dos razas autóctonas de España y Portugal, respectivamente, se han unido para elaborar un manual conjunto de buenas prácticas sobre el manejo que requieren estas razas, en peligro de extinción.
 


Y es que los nuevos usos que se dan al asno en turismo rural, terapias de rehabilitación cognitiva o incluso como animal de compañía han hecho que aparezcan nuevos propietarios, que no siempre crían a los burros de la forma más adecuada, según aseguran las asociaciones de criadores del asno zamorano-leonés y del mirandés. Según Jesús de Gabriel, presidente de ASZAL, "los mayores errores en los que incurren los criadores de burros tiene dos vertientes, por un lado, 'la tradicional, donde hay una experiencia muy grande adquirida en el manejo de burro, pero también con unos graves errores que hoy en día no son permitidos como los arreos traumáticos o estabulaciones inapropiadas' y por otro lado, 'los nuevos ganaderos que compran animales para su disfrute pero que por exceso les dan un manejo inapropiado'".
 


Por este motivo, dos expertos españoles y dos portugueses han elaborado un manual conjunto sobre el manejo correcto de estas dos razas. Ambas razas tienen un origen común y características similares, pero se han visto separadas a lo largo de los siglos por la frontera entre España y Portugal, entre la provincia de Zamora y la región Norte portuguesa.
 


El cuidado adecuado del burro zamorano-leonés y del asno autóctono de la localidad portuguesa de Miranda do Douro puede contribuir a mejorar el futuro de las razas y su genética. El manual forma parte del programa de actuaciones que llevan a cabo la Asociación de Criadores de Raza Asnal Zamorano-Leonés (ASZAL) y la Asociación para el Estudio y la Promoción del Ganado Asnal de Portugal, para tratar de recuperar estas razas.
 


El burro zamorano-leonés ha pasado ya su peor época, aunque el número de ejemplares continúa disminuyendo, pero con los programas de promoción puestos en marcha se espera que en un periodo de entre cinco y diez años comience a recuperarse el censo.


 
El presidente de ASZAL ha explicado que algunos propietarios de burros que los han adquirido recientemente como animales de compañía los manejan de forma inadecuada.


Esto hace que en ocasiones esos ejemplares autóctonos presenten problemas de obesidad y reciban "un manejo de comportamiento más propio de un humano que de un animal". Me parece muy bien que aprendamos a tratar a los burros como a burros y a los hombres como tales, pues, desgraciadamente, hay quien valora más un embrión de burro que uno de hombre.



Jesús Domingo Martínez

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