En los últimos tiempos, lo hemos vuelto a apreciar con motivo del segundo centenario del nacimiento de Darwin, estamos sufriendo un bombardeo sobre el evolucionismo radical por parte los doctrinarios materialistas, estos vienen desarrollando una activa campaña destinada a difundir a nivel popular una versión de los orígenes y naturaleza del hombre que excluya cuidadosamente toda suerte de intervención divina. La pretensión ideológica del evolucionismo radical es de sobra conocida: su intención no es otra que excluir cualquier intervención de un Creador en la génesis de la materia y de la vida, poniéndose de esta manera al servicio de corrientes racionalistas relativistas. Según ese evolucionismo, sería la propia materia cósmica increada -operando en virtud de una ciega dinámica inmanente a ella, y sin la acción de una Inteligencia ordenadora- la que habría dado origen a la vida que, desde las formas más elementales, habría progresado gradualmente y por su propio impulso hacia formas superiores, hasta llegar al hombre, al ser racional dotado de entendimiento y voluntad. Es un caso claro en el que una teoría científica es utilizada al servicio de la ideología.
Suso do Madrid
Ver también:
Darwin y la teoría de la evolución. Por Carlos A. Marmelada
No hay evolución sin creación, por José Ramón Ayllón
1. Congreso sobre la teoría de la evolución
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