Cuando críos, recuerdo que llamábamos gallina a aquel compañero que sabía lo que debía hacer, disponía de los medios pero no se atrevía a hacerlo. Pues bien, hoy mismo leía el titular: "España quiere que la UE (Unión Europea) regule la coexistencia del cultivo tradicional y transgénico". Según el artículo el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino planteará a la Comisión Europea la necesidad de elaborar una norma que regule la coexistencia en la UE de los cultivos convencionales y de los transgénicos. Según las mismas fuentes del MARM, la dilación en poner en marcha una iniciativa de estas características esta generando una atmósfera "de aparente indefinición y falta de rigor".
Es cierto que los productores españoles y las comunidades autónomas, con competencias plenas en el ámbito de la producción, vienen demandando una clarificación en este aspecto.
No obstante, el MARM dispone de estudios técnicos y científicos para establecer con todas las garantías una regulación de coexistencia, pero no lo hace porqué hay sectores que no quieren la coexistencia, admitirla equivale a aceptar los transgénicos, pero ellos quieren seguir negando la evidencia y declarar el territorio libre de estos productos. La ministra sabe que no puede aceptar la declaración pero tampoco se atreve a implantar la coexistencia, por eso se escuda en que sea la UE quien lo haga. Sin duda se trata de un caso claro de ser gallinas o "cojonicas".
José Morales Martín
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