9/01/2009

Las malas hierbas: principal enemigo para la seguridad alimentaria según la FAO

31.8.2009. En Aragón Liberal

 

Por: Jesús Domingo

Según la FAO "Más de mil millones de personas sufren hoy hambre en el mundo, básicamente como resultado de políticas equivocadas, pero también a causa de guerras, revueltas y calamidades naturales: inundaciones, sequías, plagas y enfermedades, agravadas en la actualidad por el cambio climático".

Pero, en la FAO están convencidos que las malas hierbas son una de las principales causas del hambre que acecha sin ser apenas detectada... "Puede deberse a que las malas hierbas no son muy espectaculares", afirma el experto en la materia Ricardo Labrada-Romero. "Las sequías, las plagas y las enfermedades como la gripe A N1H1-explica- llaman la atención porque sus consecuencias son dramáticas. Las malas hierbas son diferentes. Hacen daño de forma callada y durante todo el año, un año tras otro".

 

Y es que como ejemplo podemos ver el perjuicio causado por una sola variedad, el jopo o frares, "Orobanque sativa" (orobanca o hierba tora en algunos países, ndr) una agresiva mala hierba con raíz que ataca a las legumbres y verduras y que puede no sólo producir la pérdida total de la cosecha, sino que deja los campos estériles durante años.

 

Las cifras demuestran con claridad que las malas hierbas deben ser consideradas como el enemigo natural número uno de los agriocultores, especialmente en los países menos desarrollados. Según datos de un destacado organismo de investigación medioambiental, el neozelandés Land Care, provocan pérdidas de unos 95.000 millones de dólares EE.UU. anuales en la producción alimentaria mundial, frente a los 85.000 millones de dólares que hacen perder los patógenos, 46.000 millones los insectos y 2.400 millones los animales vertebrados (excluyendo a los humanos).

 

Para hacernos una idea más clara, a los precios actuales, 95.000 millones de dólares suponen cerca de 380 millones de toneladas de trigo, más de la mitad de la producción mundial prevista en 2009. De esa cantidad, unos 70.000 millones corresponden a pérdidas en países pobres.

 

El daño económico podría ser aún mayor si se tiene en cuenta que más de la mitad del tiempo que los agricultores pasan en sus campos se dedica a la eliminación de malas hierbas, según Labrada-Romero. Por ello, se deduce que si las explotaciones agrícolas quieren mejorar su productividad, uno de sus objetivos prioritarios es mejorar la gestión de las malas hierbas.

 

Esta lucha es de gran importancia en África, donde las malas hierbas son una de las principales causas del estancamiento de los rendimientos y la producción. "Al contar tan sólo con el trabajo manual, los pequeños campesinos africanos tienen que limpiar la maleza a diario, lo que significa que una familia no puede físicamente abarcar más que 1 o 1,5 hectáreas de terreno", afirma el experto de la FAO. "Pero una gestión adecuada -añade- les permitiría trabajar más tierra y producir más alimentos".

 

La gestión integral moderna de las malas hierbas no consiste sólo en rociar con herbicidas. La rotación de cultivos es una técnica eficaz, ya que las malas hierbas a menudo están adaptadas biológicamente a un determinado cultivo alimentario, por lo que el cambio lleva a reducir su presencia.

 

También es importante el uso de semillas certificadas de calidad, no necesariamente R1. Muchas de las semillas producidas y utilizadas por los agricultores están contaminadas con semillas de malas hierbas. Si los pequeños agricultores producen sus propias semillas, habría que enseñarles a limpiarlas, de forma que eviten plantar malas hierbas en sus campos en la época de siembra. En mis años de estudiante no era raro encontrar campos de lafalfa infectados de cuscuta, hoy la selección de la semilla hace que esta mala hierba este descartada.

 

La solarización es una sencilla técnica que evita usar productos químicos y que es útil para eliminar las semillas y plántulas de malas hierbas, así como muchas enfermedades y plagas del suelo. Consiste en colocar láminas transparentes de polietileno sobre la tierra húmeda durante los meses calurosos del verano, con lo que la temperatura del suelo aumenta a un nivel que es letal para las malas hierbas.

 

En el caso de las malas hierbas acuáticas -una amenaza diferente pero importante en muchas partes del mundo-, es posible utilizar métodos de control biológico. Por ejemplo, la introducción de determinados insectos procedentes del Amazonas ha tenido éxito para controlar la invasión de jacintos de agua, que con frecuencia resulta desastrosa.

 

Si es cierto que el uso apropiado de herbicidas modernos es necesario para hacer frente a la demanda creciente de alimentos, no obstante es deseable un mayor uso de métodos sin productos químicos, no sólo por motivos medioambientales, sino también debido al problema del aumento de la resistencia a los herbicidas.

 

Las prácticas tradicionales del barbecho, el levantar el rastrojo después de las primeras lluvias otoñales, etc., son muy importantes, pero al precio de los combustibles y la mano de obra, en nuestras latitudes, los herbicidas, bien utilizados, son los más baratos y rentables. Recordemos lo de bien utilizados.

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