Acabado un verano caluroso precedido por un invierno accidentado meteorológicamente (frío, viento, lluvia, etc.) han quedado de manifiesto, en forma de devastadores incendios, las carencias en la gestión de los bosques. Es común entre entendidos en silvicultura y medio ambiente el manifestar que una de las causas del problema es producido por la falta de aprovechamiento del suelo forestal por el pastoreo, fundamentalmente por carencia de ovejas y vacas.
La pasada semana se ha hecho público que este año se ha pedido prima para unas 16 millones y medio de ovejas y cabras a todo el Estado, casi dos millones menos que apenas hace dos años, 18,2 millones en 2007. Quiere decir que de ovejas y cabras vamos a menos.
Y es que el pastoreo de zonas consideradas como forestales, como son los bosques, matojos, baldíos o pastos, es uno de los componentes de la explotación agraria tradicional y ha supuesto para las explotaciones que lo practican un instrumento para la diversificación de rentas y, a la vez, una forma de internalizar un recurso que no se aprovecha, pero parece que esto se acaba si no se toman medidas.
Desde un punto de vista ecológico, el pastoreo es una perturbación que actúa sobre la masa forestal de forma positiva en la prevención de incendios puesto que mantiene estructuras de masa adecuadas (Plana, 2007) y también puede incidir positivamente en la conservación de determinados hábitats; estas son funciones que ha realizado siempre el pastoreo forestal pero ha sido en los últimos tiempos cuando investigadores y gestores del medio natural han puesto énfasis.
A la vez, la dependencia de la ganadería extensiva con las políticas agrarias de conservación del medio se vuelve mayor y más necesaria.
Desde el punto de vista de la producción ganadera, aspecto mas valorado por el propietario forestal y/o ganadero, lo del aprovechamiento forestal suponía una reducción de los costes de explotación enfrente de un manejo más intensivo. En este aspecto, la tendencia que muestra la Política Agraria Comunitaria es la de vincular la recepción de ayudas a actividades agrarias respetuosas con el medio ambiente, el bienestar animal y la salud agroalimentaria, a partir del que se diseña el nuevo PDR 2007-2013; hace falta pensar que el logro de estos planteamientos con la ganadería extensiva en general, y el pastoreo forestal en concreto, resulta más que viable necesario.
El reto de futuro se diseñar unas políticas que permitan la sostenibilidad económica del aprovechamiento forestal del pastizal y la hagan compatible con los requerimientos agroambientales y aspectos de conservación del medio, prevención de incendios y mantenimiento de determinados hábitats.
Los tipos de rebaño con los que se puede plantear un aprovechamiento forestal para el pastoreo son, principalmente, vacuno y ovino para producción de carne, también, caprino y equino. Las experiencias con vacuno y ovino para producción de leche son todavía muy minoritarias en Cataluña, comunidad desde la que escribimos este artículo. En el caso del ganado equino hace falta destacar la repuntada que muestra el censo, especialmente en zonas de montaña.
A partir de la observación y la información recopilada en varias fincas de ganado ovino y vacuno que realizan aprovechamiento del pastizal en la actualidad, se pueden dar unas pautas básicas por el diseño de este aprovechamiento:
-Ratio entre UG (Unidad Ganadera) y campos agrícolas dedicados a alimentación directa del ganado (cultivos permanentes como alfalfa, esparceta o festuca ovina, que se renuevan cada 3-5 años) o cultivos anuales (combinación del tipo cebada-avena-veça o triticale): el principal recurso para garantizar la alimentación del ganado en una explotación ganadera silvícola son estos cultivos forrajeros, y la máxima oferta que estos pueden llegar a dar se sitúa entre las 1,5 UG/ha y las 2 UG/ha.
-Estacionalidad de la producción agrícola: los cultivos tienen una parada vegetativa en el invierno que suele estar comprendida entre los meses de enero a abril, variante según las zonas en qué nos encontramos y el manejo de los campos agrícolas. Es en este momento cuando los rebaños pasan más tiempo en el bosque y necesitan obtener más alimento, puesto que no se dispone de alternativas para el mantenimiento de un régimen extensivo
Pero dadas las circunstancias, tal vez haga falta plantearse con seriedad la relación ocupación del territorio, pastoreo e incendios forestales. Hacen falta secciones de prevención de incendios y conservación de hábitats con el aprovechamiento del pastizal en funcionamiento actualmente en Catalunya. En prevención de incendios se han puestas acciones con el objetivo de incorporar la ganadería extensiva al mantenimiento de infraestructuras antiincendios, son crecientes en Catalunya en los últimos años. De entre las actuaciones en qué se ha conseguido un acuerdo entre administración, propietarios forestales y ganaderos, destaca la implementación del Proyecto Integral del PPP BT-2 de la Sierra del Montmell.
Esta actuación y cuatro más (una en la Cabra de Camp, otra en Poblet y dos en el macizo del Montgrí) forman parte de un Convenio entre el DMAH y la FECOC (Federación de Entidades Catalanas d'Oví i Cabrum), que tiene como objetivo la incorporación de los rebaños de ovejas y cabras a la gestión de franjas de baja densidad de combustible y áreas cortafuego.
No se si con este artículo conseguimos poner de manifiesto lo que pretendíamos, no es otro cosa que mostrar la necesidad que tenemos del ganado extensivo y de la ocupación del territorio, si la tendencia es a desaparecer por falta de rentabilidad y recursos humanos, habremos de buscar medidas por mantenerlo.
Jesús Domingo Martínez
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