El Estado español se encuentra en los últimos puestos en la utilización de la bicicleta en los desplazamientos urbanos. Y eso a pesar de sus mejores condiciones meteorológicas frente a otros países europeos de nuestro entorno. Por ello, Ecologistas en Acción exige a los Ayuntamientos medidas para permitir y favorecer el uso la bicicleta en la ciudad como un modo de transporte cotidiano, alternativo al coche. Ésta es una de las mejores políticas para reducir las emisiones urbanas de CO2, objetivo de la Semana Europea de la Movilidad de 2009, así como para mejorar la habitabilidad de nuestras ciudades.
Ecologistas en Acción considera que la utilización de la bicicleta como medio de transporte urbano es un derecho que numerosos ciudadanos y ciudadanas no pueden ejercer porque los Ayuntamientos no ponen los medios necesarios para que se pueda circular en bici por las ciudades en condiciones mínimas de seguridad y eficacia. De hecho, la mayoría de los Ayuntamientos tienen "políticas de tráfico" ancladas en el pasado, que no consideran que la bicicleta sea un medio de transporte más. Por ello, la bicicleta, salvo honrosas excepciones, nunca es tenida en cuenta en el diseño de las calles, la organización de la circulación, los cruces semafóricos o la provisión de aparcamientos para las mismas, así como en su combinación con el transporte público.
En este sentido, las ciudades españolas están a la cola de las urbes europeas, en muchas de las cuales las bicicletas han vuelto a reconquistar el espacio urbano gracias a sus innumerables ventajas. También hay ejemplos en el Estado español (San Sebastián, Barcelona, Córdoba, Sevilla…) pero en ningún caso se ha avanzado tanto como sería deseable y posible.
Según la Unión Europea, casi la mitad de los viajes que se realizan en coche en nuestras ciudades son recorridos de menos de 3 km, algo que costaría recorrer en bicicleta sólo unos pocos minutos. Además, la velocidad media de circulación no supera en muchas ciudades los 15 km/h, velocidad fácilmente alcanzable pedaleando. De hecho, en muchas pruebas comparativas de medios de transporte, se obtiene el mismo resultado una y otra vez: que la bicicleta es más rápida, más eficaz en el consumo energético y menos cara que cualquier otro medio de transporte urbano para distancias por debajo de los 6-8 km (la mayor parte de los desplazamientos urbanos). Sólo hace falta que se permita a las bicicletas circular en condiciones de confort y seguridad.
Este año, en que la Semana de la Movilidad se realiza bajo el lema "mejora el clima de tu ciudad", conviene insistir en que cuanto más trayectos en coche se sustituyan por recorridos en bicicleta, menos emisiones de gases invernadero se producirán, aparte de que el aire será más sano y se reducirá el ruido. En definitiva, que como se comprueba una y otra vez en numerosas ciudades europeas, el entorno urbano es más habitable y grato con más bicis y menos coches.
Por estos motivos, Ecologistas en Acción exige a los Ayuntamientos las siguientes medidas a favor de la bicicleta:
La construcción de una red de carriles-bici en las principales vías urbanas, sobre la calzada y con separador donde sea necesario, que permita circular en bici con seguridad interconectando todos los barrios de la ciudad y éstos con el centro.
La pacificación del tráfico en el interior de los barrios, con "zonas 30" (donde no se permite rebasar los 30 km/h) que permitan sin peligro la coexistencia de los distintos usuarios de las calles, con prioridad a peatones y ciclistas.
Aparcamientos seguros para bicicletas en los puntos neurálgicos de la ciudad: desde estaciones e intercambiadores de transporte, pasando por centros de enseñanza, centros públicos, polideportivos, zonas de ocio, etc.
Medidas que permitan la combinación de la bici con el transporte público, que van desde la posibilidad de transportarla a la mejora de la accesibilidad de las estaciones.
Ha llegado la hora de democratizar la calle, dándole prioridad a sus principales usuarios, los peatones, y reduciendo el abusivo espacio ocupado por el automóvil, para permitir la expansión de otros modos de transporte menos contaminantes, más racionales, eficaces, seguros y sostenibles: no sólo el transporte público, sino también la bicicleta.
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