Según nos informaba CORDIS, un estudio interdisciplinario a gran escala llevado a cabo por un equipo internacional de investigadores ha demostrado que la hormiga Lasius neglectus ya poseía rasgos invasores antes de que comenzara a crear supercolonias en Europa y que las redes de transporte creadas por los humanos les dieron la oportunidad de propagarse a gran escala. Sin duda se trata de otro intruso más de la globalización.
El trabajo recibió fondos del Quinto Programa Marco (5PM) de la UE mediante la red de formación de investigadores INSECTS («Estudios integrados sobre la economía de las sociedades de insectos») y una beca intraeuropea Marie Curie individual. Los descubrimientos realizados se han publicado en la revista PLoS ONE.
Los investigadores compararon la hormiga invasiva Lasius neglectus, descrita por vez primera en 1990 cuando infectó una barriada de Budapest (Hungría) al completo, con la Lasius turcicus, otra especie similar no invasiva procedente de Turquía. Compararon los rasgos “invasores” y “preinvasores” en las dos especies de hormigas e investigaron la vulnerabilidad a las enfermedades, el traspaso de genes, el reconocimiento de los especímenes de su misma colonia y la agresividad hacia hormigas de otras colonias.
Las hormigas invasoras viven en pequeñas redes de nidos interconectados, tienen varias reinas, transitan con libertad entre nidos y se aparean bajo tierra. Estas relaciones tan poco estrictas son básicas para su extensa propagación: sus parientes no invasivas no toleran a otros individuos de diferentes nidos y se agrupan alrededor de una única reina, circunstancias que limitan su expansión. De acuerdo con el estudio, una de las razones por las que la L. neglectus se mezcla con hormigas de otros nidos es porque tiene una reducida capacidad para reconocer a los individuos de su propia colonia. Si el grado de antagonismo es menor, escriben, es más sencillo formar supercolonias.
El equipo observó que la hormiga no invasiva L. turcicus posee muchos rasgos considerados por ellos como “preadaptaciones a la invasividad”; entienden que estos rasgos evolucionaron mucho antes de que las hormigas abandonaran su hábitat original. El éxito invasor de la L. neglectus, según se descubrió en el estudio, se debe en gran medida a estas preadaptaciones y al hecho de que mantienen a raya a una serie de parásitos comunes al estar siempre en movimiento.
“Parece como si muchas de las especies invasoras debieran su éxito ecológico, al menos en parte, a su habilidad para escapar de sus parásitos, puesto que no todos los enemigos naturales siguen a sus huéspedes a un nuevo espacio si la población fundacional es pequeña”, según se indica en el estudio. Los investigadores analizaron dos parásitos que suelen infestar a estas hormigas y descubrieron que cuando la L. neglectus se traslada es capaz de desembarazarse de estos patógenos el tiempo suficiente como para establecer una nueva rama de la colonia.
El estudio concluye que las hormigas evolucionaron antes de salir de Asia Menor y convertirse en invasoras. “Esto implica que la L. neglectus nativa, no invasora y aún no descubierta, puede aparecer en algún punto de Asia occidental, a no ser que se haya extinguido. Si esta hipótesis es correcta, el transporte humano y la capacidad de librarse de los parásitos habrían sido condiciones suficientes para que surjan la extensas supercolonias que caracterizan a las poblaciones invasoras actuales.”
Los investigadores advierten de la relativa urgencia de encontrar la hormiga L. neglectus nativa y no invasora. “Nuestros resultados muestran que las poblaciones de L. neglectus invasoras suponen un problema potencial de dimensiones globales y una amenaza específica para los ecosistemas artificiales de las zonas climáticas frías que hasta ahora han experimentado poco la presencia de hormigas invasoras”, concluyen. El descubrimiento de la hormiga perdida, confían, proporcionará la clave para comprender y combatir esta perniciosa plaga.
Las plagas invasoras suponen un problema cada vez mayor para la conservación de la biodiversidad natural. “Cada vez está más claro que bastantes especies de hormigas comparten este estilo de vida, así que no sorprende que algunas de ellas se hayan convertido en plagas invasoras que viven en supercolonias gigantes en las que rigen los mismos principios”, declaró la Dra. Sylvia Cremer de la Universidad de Copenhague (Dinamarca). El Dr. Jes Pedersen añadió que “en el futuro veremos que más y más hormigas se vuelven invasoras, así que va siendo hora de que comprendamos su biología, tarea en la que este estudio constituye un gran paso adelante”.
El norte de Europa no había sufrido plagas de hormigas invasoras hasta hace poco tiempo, pero esta hormiga ya ha sido localizada en más de cien lugares de toda Europa, entre ellos Jena (Alemania), Gante (Bélgica) y Varsovia (Polonia). No le afecta el frío y establece colonias que ocupan parques y jardines al completo, eliminando a las arañas y los insectos autóctonos y deteriorando los árboles. Se asemeja a una hormiga negra de jardín normal, pero su número puede ser de diez a cien veces mayor en un área determinada. Lo que si está claro es que su propagación no es debida al cambio climático o al menos aún no se lo ha atribuido nadie.
Jesús Domingo M
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