1/19/2007

Consejos de ecología casera: El fin de un árbol de Navidad



Con la finalización del tiempo de Navidad, en algunos lugares tienen la costumbre de alargarlo hasta la Candelero, comienza la tarea de guardar los belenes y ornatos propios de las fechas y, en muchos casos, de su soporte: un abeto o un pino natural metido en maceta que nadie quiere conservar en la mitad del salón.


La solución ideal es trasplantarlo en el propio jardín, la que menos partidarios tiene entre los ecologistas es la de tirarlos directamente a la basura, aunque siempre será mejor que haber comprado un árbol artificial. La compra de árboles naturales procedentes de vivero beneficia al Medio Ambiente porque durante su crecimiento se absorbe CO2, gas responsable del efecto invernadero, mientras que en la producción, y después en la destrucción, de árboles artificiales se emite este contaminante. Incluso terminando el abeto natural en el vertedero, siempre sería menos perjudicial un árbol natural que es material biodegradable, que un árbol artificial, que contribuiría a la generación de residuos.


El Colegio Oficial de Ingenieros de Montes recomienda como opción idónea el trasplante de los árboles en el jardín, siempre y cuando se disponga de un lugar adecuado, "sombrío y húmedo", y advierte que nunca se deben plantar en espacios naturales, "porque su presencia en un ecosistema que no le corresponde puede modificar y perjudicar a la zona". Desde el punto de vista educativo, en adelante sería recomendable "cambiar la mentalidad" y comprar especies autóctonas.


Estos árboles, tales como los cipreses o los pinos, están adaptados al clima de la península, por lo que sería mucho más fácil su supervivencia y podrían utilizarse para ajardinar una vez terminada la Navidad.


Ya hemos comentado que lo peor que se puede hacer es tirarlos a la basura ya que cultivar dos millones de árboles y tirarlos a la basura es un "despilfarro", más cuando no se está cumpliendo el Protocolo de Kyoto.


Jesús Domingo Martínez

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