Energía eólica. Comentarios a un artículo de Francisco Galán. Puntos fuertes y débiles de esta fuente de energía.

He leído con mucha atención un artículo escrito por Francisco Galán Soraluca sobre "la energía eólica: significación, perspectivas y aspectos técniso de la principal fuente renovable de generación eléctrica" en la Revista de Obras Públicas de Diciembre de 2006.



Este artículo viene a dar algo de luz a la propuesta que el Plan de Energías Renovables hace con respecto al sector eléctrico.

Por primera vez en año 2005 supuso un balance de generación superior de la energía eólica respecto a la hidroelectricidad. Sus 20.377 GWh producidos superaron a los 19.170 Gwh de origen hidráulico.

Sin embargo el valor de ambas energías es muy diferente. En el primer caso es una energía que se ofrece a la red y hay que consumirla, en el segundo esa energía se puede almacenar para mejor ocasión. La energía eólica no está disponible en los días anticiclónicos que pueden ser los de mayor frío o calor y, por tanto, los de mayor demanda energética.

El autor pone un ejemplo: "el día 17 de julio de 2006 se alcanzó la mayor punta de demanda eléctrica histórica de verano (40.730 MW) de la que la energía eólica sólo pudo aportar el 1,5% del total (611 MW), el día era un días sin viento". La conclusión es evidente: la energía eólica puede suponer ahorro de combustible fósil, pero no de potencia instalada con fuentes tradicionales de energía eléctrica.

El autor avanza que cada vez será más previsible la disponibilidad de la energía eólica gracias al avance de los programas de predicción del tiempo. Esos sistemas nos dirán con cierta antelación si podemos o no contar con ella, pero no nos generarán la energía los días sin viento.


El Plan pasa de 8.155 MW en 2004 a 20.155 MW de potencia; para una producción de 45.500 GWh; lo que le da una ratio de 1 a 2,25 frente a las nuevas centrales de biomasa que con 1.695 MW producirían casi 11.823 GWh que da una ratio de casi 1 a 7.



Si se comparan los datos de las Comunidades Autónomas nos encontramos que también el factor viento debe estar distribuido de un modo no uniforme. Galicia sería la que tendría más potencia instalada (3.400 MW) y Madrid y Baleares las que menos con una cifra simbólica de 50 MW.

Pero en los datos del 2005 señala el autor del artículo de referencia que el mayor número de horas equivalentes corresponden a Navarra, La Rioja y Galicia con 2.482, 2.340 y 2.325 horas respectivamente. La menos eficiente: Valencia con sólo 600 horas. Sin embargo Valencia para el plan nacional tiene previsto un incremento espectacular de su parque eólico (pasaría de 21 a 1.600 MW de potencia instalada según el plan nacional).

Si esas cifras se comparan con las propuestas autonómicas veremos que en algunos casos se duplican. Andalucía se marca un objetivo de 4.000 MW en el 2010; Cataluña 3.000; Castilla y León 6.700; Galicia 6.300; Castilla-La Mancha 4.450; Aragón 4.000; Canarias 893 y Valencia 2.359 MW.

Los condicionantes faborables para ese incremento de producción de energía eólica serían:

• La existencia de un amplio potencial eólico todavía sin explotar.
• La normativa favorable para las instalaciones eólicas (subvenciones y precios asegurados)
• La existencia de un sector industrial maduro.
• El interés de las Comunidades Autónomas y sus planes de conpromiso económico.
• La incorporación de nuevas tecnologías orientadas a la predicción e incorporación de la energía eólica en la red.

Los condicionantes técnicos se derivan de la robusted y tamaño de las palas, de la densidad del aire y de la velocidad del aire. Al ser la velocidad la magnitud que elevada al cuadrado nos dará el orden de la potencia instalada se ve la importancia de lugares de vientos más potentes. Eso influye en el diseño de las palas que está pasando de fibras de vidrio a fibras de carbono.

Y la necesidad de garantizar mejor la disponibilidad de esta energía nos lleva a poner los ojos en los "molinos marinos" que tendrían vientos de mayor intensidad, más uniformes y con menos turbulencias. Hay proyectos de parques de 1.000 MW con 4 MW por pié y se reduciría el impacto visual con respecto a los parques de tierra. De todos modos el Plan Nacional no confía que en estos años se logre intalar un sólo parque eólico en el mar si bien se avanza que hay estudios de la costa de Cádiz, Huelva, Castellón y el Delta del Ebro.



El gran problema sigue siendo la imposibilidad de retener esa energía, de cómo almacenarla en las horas valle. Y, además, su inexistencia en los momentos de punta de la demanda.

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Hoy mismo se habla en la prensa del Proyecto del parque eólico de Trafalgar.

La construcción del Parque Eólico del Cabo de Trafalgar, por parte de la empresa EHN (Energía Hidroeléctrica de Navarra), está propiciando un debate social y político no exento de polémica.

Mar de Trafalgar – que así se llama- quedaría situado a 18 kilómetros de la costa, seria el primer parque eólico marino de nuestro país y con sus 270 aerogeneradores generaría una potencia de 1000 MW.

Lo impulsa la Agrupación de Empresas para el Desarrollo Sostenible de la Comarca del Mar de Gibraltar Sogemar, cuyo principal accionista es EHN y participan Ingeniería de Recursos Naturales IRN, y Cultivos Piscícolas Marinos Cupimar.

Se opone Greenpace y no los Verdes. Lo primero a veces es buena señal.